Por Bruno Percivale
Que se hayan ampliado las formas y las vías de publicación de historietas en los últimos años, que la circulación de historietas se haya desanclado de las casas editoriales más cargadas de tradición y de la circulación en revistas, son fenómenos que han traído consecuencias no sólo en las formas de hacerse ver y de circular que tiene la historieta sino que también, y recíprocamente, trae consecuencias temáticas, retóricas, estilísticas.
Quiero decir: esta transición que señalo (y que no descubro: es algo que se viene repitiendo desde hace un tiempo) y que pareciera un simple efecto de mercado o de distribución no es inocua: también afecta las posibilidades que tienen los productores de historieta para tocar ciertos temas y disponer, ordenar y modular los materiales con los que habrá de tratar esos temas.
Varios años después del descubrimiento y la explosión del blog como usina de producción y publicación de historietas (y de tantas otras cosas), nació el blog Tótem Comics como un proyecto de Fernando Calvi y Quique Alcatena que posteriormente fue incluyendo a otras personas. ¿Y qué dice Tótem Comics sobre sí? Que es un blog en el que se publican historietas de superhéroes de autor. Y sobre esto quisiera desviarme un poco.
No nos vamos a preguntar demasiado acerca de lo que es una historieta de superhéroes: prefiero quedarme en la comodidad de que todos más o menos tenemos una idea sobre el género y los distintos medios -historieta, literatura, cine, videojuegos, etc.- en los que puede aparecer. Sin embargo, quisiera señalar, antes de empezar, que deberíamos interrogarnos sobre lo que quiere decir el epíteto “de autor” al lado de “historietas de superhéroes”.
Imagino (ya empiezo, no se impacienten) que si hay una percepción que compartimos sobre este género (y que no tiene que ver justamente con sus personajes icónicos) es lo gigantesco que resulta en cuanto a sus realizaciones materiales. Como decía antes, los superhéroes pueden aparecer, corporizarse, en muchos medios, pero además el número de esas corporizaciones es muy grande. Monstruoso.
Justamente por eso es que también le vemos marcada a fuego la lógica del mercado: son muchos, pero entre una y otra producción tienen ciertas similitudes en las que se les ve la estandarización, la producción en masa, que hacen más difusa la mano del productor y que apuntan a maximizar su potencial de consumo. Sobre esa estandarización relativa es que suelen triunfar las historietas que hacen de los rasgos que las diferencian su bandera (la razón por la que esto se produce la podremos discutir más abajo).
Historietas de superhéroes de autor, entonces, sería un modo, una estrategia de diferenciación (uno más, como “novela gráfica”). No es una categoría neutra que viene del vacío a calificar una obra; es una pose, un gesto de desmarque. Esta forma de diferenciarse toma por sentado que las creaciones estandarizadas de las historietas de superhéroes a secas están más cerca de la lógica impersonal (alienante) del mercado y señala sobre sí una restitución relativa de la subjetividad autoral y una interrupción relativa del consumo como forma de relación con esa textualidad.
Rescato todo esto porque cuando uno empieza por el principio el librito que Gutter Glitter editó recopilando la historieta Sereno, es decir, cuando uno empieza a leer antes de que empiece la historieta, por el elogioso prólogo de Quique Alcatena, la figura de Luciano Vecchio como autor integral está muy ensalzada y se señala preferentemente su subjetividad de autor como aquel factor determinante a partir del cual una historia de superhéroes toma cuerpo en una historieta de gran calidad.
Y ahora sí es que puedo empezar. Porque me interesaba hablar de Sereno, esa historieta que Vecchio empezó a publicar en Tótem Comics en agosto de 2014. Y me interesaba pensar con ustedes algunos mecanismos a través de los que la historieta, producida en un espacio marginal, se corre y se aleja del mainstream, es decir: las maneras en las que Sereno interroga, cuestiona, y hasta delata, de algún modo, a las historietas más cercanas a la lógica del mercado.
Me interesaría señalar tres rasgos para ilustrar lo que sostengo. Primero, que Sereno es un superhéroe urbano. Me van a decir que la mayoría de los superhéroes están enraizados en una ciudad (Gotham, Manhattan, Themiscira, etc.) y con razón. En este punto creo que Sereno discute con el género haciéndolo volver a sus orígenes: el superhéroe como protector de la comunidad urbana.
Frente a esto, me parece que basta con ver el desarrollo histórico de las narraciones de superhéroes que, quizás acompañando el imaginario y la tendencia intervencionista de EEUU a nivel geopolítico a lo largo del siglo pasado y de este, progresivamente fueron transgrediendo la protección de la frontera del país, del continente, del mundo, del universo, del multiverso, de uno o varios planos de realidad, etc.
Intuyo que este movimiento de repliegue hacia un territorio acotado implica simétricamente la vuelta a una comunidad de contornos más definidos, aunque no creo que en nuestra historieta haya tantos indicios acerca de eso porque esta comunidad que señalo está delineada oblicuamente: adquiere bordes más definidos cuando se tiene en cuenta de qué la defiende el Sereno, qué valor simbólico tienen los nombres y los poderes de los villanos: Malflash y las drogas, Mediamente y la mentira (o la posverdad, concepto que ha tenido cierta circulación este año) como estrategia de control, el Estado Oscuro y la esclavitud por el odio, Pánico y la servidumbre del miedo, Nümen y la impostura del líder iluminado, Espejo Negro y la exacerbación de lo otro (lo extraño) que nos habita, Fotofobos y el enamoramiento del poder brutal.
Todos ellos ocasionan estímulos que desvían a la comunidad de desarrollarse ella misma en una relación inmediata, horizontal y desinteresada con lo real y con el otro. Lo que interrumpen estos villanos es la vocación de apertura de un ser humano en relación con sí mismo, con los demás y con el mundo que lo rodea.
Por otra parte, Sereno es un superhéroe espiritual, y sobre esto me gustaría destacar dos elementos. El primero, y que está en el nivel de la historia, es la aparición de toda una familia de palabras e imágenes vinculadas, al menos en lo referente al protagonista, con aquellas tradiciones que se aglutinan en los discursos espiritualistas que circulan por los medios, la televisión, las librerías; es esa música que podemos percibir si oímos sin escuchar a cualquier gurú de la buena onda: significantes relacionados con tradiciones de lo trascendental (desde el platonismo hasta el feng shui, excluyendo la saga judeocristiana).
Pero por otro lado, y en el nivel del discurso, me parece que esta espiritualidad discute y altera el materialismo del género en el nivel de las justificaciones: trastoca las relaciones causa-efecto y se despliega algo análogo a lo que la teoría de la ciencia ficción conoce como las justificaciones “FTL” (sigla del inglés faster than light: más rápido que la luz). Si, como dicen algunos teóricos de la ciencia ficción, el modo de funcionar de ese género es que algo fantástico quede justificado a través de la ciencia como si fuera real, cuando un estado de la ciencia no alcanza para que un escritor imagine los pormenores de una justificación que aparente ser científica, se utilizan conceptos que parecen tener dentro de sí las justificaciones pertinentes sin explicitarlas, evitando ponerlas por escrito.
Tal es el caso de las naves que viajan a la velocidad de la luz, que, otra vez según los teóricos, eran explicadas con una especie de convención a través de la cual todos entendían que sus propulsores permitían ese tipo de viaje pero nadie explicaba cómo funcionaban: simplemente consignaban que se hizo un viaje FTL, y todo resuelto.
La retórica de la ciencia ficción fue ganando espacio a lo largo del desarrollo del género de los superhéroes, al menos en cuanto a este asunto discursivo de construir la verosimilitud, la credibilidad del relato, justificando mediante la ciencia. Así, por ejemplo, mucho tiempo después de que Superman naciera como personaje se le inventó un origen biográfico extraterrestre y una relación de su cuerpo con las radiaciones rojas del sol que justifican sus superpoderes. Sheldon criticando la escena en la que Superman salva a Lois de una caída fatal en la primera película es la prueba (exagerada) de un lector contemporáneo del género que no acuerda con viejas convenciones hoy perimidas. O también, y este caso a mí me parece paradigmático, en la primera película de la trilogía de Batman que hizo Christopher Nolan hay un trabajo de explicación de cómo y por qué Batman tiene su traje, su auto, su equipamiento, etc., y de por qué estos funcionan de la forma en que lo hacen: la relación entre WayneTech y la industria militar y armamentística norteamericana permite que los viejos y queridos Batitraje y Batimóvil tengan otro grado u otra densidad de verosimilitud.
Ese trabajo discursivo de explicar y justificar en Sereno está dado vuelta. Aparecen conceptos, que se multiplican y se repiten, relacionados con la luz, el alma, la verdad y la visión, aparecen incluso una universidad e investigadores relacionados con todo aquello, pero al estar estos mismos conceptos en la órbita de lo incomprobable o de lo abstracto, producen una suerte de puesta en crisis de la justificación como procedimiento y, como decía más arriba, suponen una vuelta al origen del género, en donde los superpoderes y el resto de las variedades que nutrían lo relacionado con las acciones y situaciones fantásticas que atravesaban los superhéroes no estaban explicados según los modos actuales.
Por último, y quizás este sea un rasgo definitorio, Sereno es un superhéroe antipatriarcal, y esto, me parece, se trasluce por lo menos en tres dispositivos narrativos que discuten con el superhéroe como ícono y el género como reproductor del orden patriarcal.
Primer aspecto: el cuerpo. La imaginación de los cuerpos consumibles es un territorio en donde el patriarcado trabaja fuertemente. En función de este trabajo, aceptamos como naturales al menos dos cadenas de premisas básicas sobre los cuerpos: macho-músculo-poder-activo-dominante y hembra-delgadez-debilidad-pasiva-dominada. La división, además, está fundada en la obligatoria heterosexualidad y enmarcada en la institución de la familia con fines de reproducción solamente. Esta imaginación, si uno se traslada a los diseños de los superhéroes, encuentra anclajes precisos que sin mucho esfuerzo podemos evocar: el macho icónico, Superman, puro músculo, fuerza, activo protector de la Tierra y potencial dominador (ver, por ejemplo, Red Son) si su conciencia no fuera “recta” (es decir: democrática y, sobre todo, liberal).
La imaginación del cuerpo con la que Sereno trabaja es diferente, disidente. Sereno principalmente es un cuerpo sutil, liviano (feminizado). No propone a la fuerza como argumento de su heroicidad ni se ancla en un modelo corporal de la “perfección” o la exacerbación de los rasgos de la virilidad patriarcal.
Segundo aspecto: la fuerza. Retomando lo anterior, este aspecto no está tematizado en el diseño del protagonista, pero tampoco es definitorio para la resolución de los conflictos. Sereno no confronta de manera muscular (ni siquiera con Fotofobos, que encarnaría la imaginación del cuerpo del macho patriarcal e irrumpe para proponer la dominación por la fuerza), sino que su elemento es la luz (algo intangible) y sus enemigos son para él como rompecabezas: lo que importa no es desbordarlos en poder sino encontrar la técnica adecuada para dejar sin efecto sus planes o sus acciones.
Último aspecto: el deseo. En el mainstream de los superhéroes las tensiones sexuales siempre se traman entre machos y hembras (Superman y Lois, que alguna vez se han casado, o el triángulo Cyclops/Jean Grey/Wolverine). Creo, sin embargo, que no hay mejor argumento para esto que la constatación de que la corrección política también entró en el género y desde hace unos años las salidas del closet o las relaciones entre superhéroes del mismo sexo crecieron pero siempre involucrando actores secundarios: nunca dominan la escena (no sea que alguien se incomode y deje de consumir). En esta historieta hay una tensión sexual entre Sereno, protagonista, y (spoiler alert) Rufián (que, además, anuda simbólicamente el centro y la periferia de Nueva Teia), lo cual da más espesor de visibilidad y espacio narrativo a una forma de la disidencia sexual.
Es posible que, si hiciéramos una historia del género, muchas de estas cosas no sean novedosas. Sin embargo, desde una sensibilidad y un espacio de producción relativamente marginales (un dibujante que exhibe su militancia LGBTI, nacido en Argentina, que usa un blog para dar a conocer su material y lo hace editar por un sello de la movida independiente) se le da condiciones de existencia a historietas como ésta, en la que se combinan los elementos que repasamos de un modo que desmonta y discute el género (en varios niveles y significados de esa palabra) y nos propone, al mismo tiempo, una mirada crítica de nuestra realidad y nuestra coyuntura. Hay que leer Sereno para ir a pensar a Superman, y leer a Superman para volver a pensar Sereno, que, si cabía alguna duda, es una grandísima historieta.
Bruno Percivale es platense de nacimiento. Es estudiante de la licenciatura en Letras para aprender a leer y escribir un poco mejor. Entre medio, lee más historietas de las que debiera y trata de escribir sobre ellas o sobre los placeres que le causan sus lecturas. También ha traducido de la lengua del imperio alguna que otra historieta que comparte con alegría. Junto con otros ha fundado el Grupo de Lecturas e Investigación en Historietas “Rorschach”, en el que todos juntos expropian cada tanto un pedacito de la FaHCE-UNLP, lugar donde estudia la mayoría de ellos, para poder hablar de temas non sanctos. Escribe regularmente en su blog Opiniones sueltas, viñetas cautivas.
Gracias por el articulo. Me encontré con el libro del Sereno de casualidad. Más que nada lo compre porque me encanto la estética, pero leerlo luego fue algo me movió. No lo esperaba. Sobre todo el vinculo del protagonista con Rufián. Me encanta saber que la apertura de la industria del comic en este país es tan amplia para que este tipo de material vea la luz. Que se abra más!!
La relación entre Sereno y Rufián es algo que me hubiera gustado pensar con un poco más de detenimiento en el artículo pero no salió. Es un personaje muy copado! Si te fijás, en la segunda viñeta del primer capítulo él ya está fichando a Sereno. Y más allá de eso, el discurso que sostiene Rufián como campeón de los outsiders de Nueva Teia es muy interesante (es decir: contrasta lo idílico que parece el ambiente de la gran ciudad y reclama cierta “redistribución de los ingresos”). Son un personaje y un espacio que reclaman desarrollo (esperemos que Luciano nos haga caso).
Saludos!