Por Benôit Crucifix [1]
Traducción del francés: Pablo Turnes
La década de 1970 fue un momento crucial en la historia de los cómics: con el crecimiento simultáneo del underground, revistas, fanzines, tecnologías de reproducción asequibles (como la mimeografía, el roneo y el offset); y las librerías especializadas, hemos visto el desarrollo de una cultura común compartida y organizada en torno a los cómics, una red internacional que se traza en torno a actores apasionados. La editorial Artefact tuvo sus raíces en una cultura semejante, a través de la revista Falatoff, pero también gracias a su venta y entrega por correspondencia.
El circuito fanzinero (le fanzinat), es también el relevo de otras publicaciones, y los autores y las revistas dados a conocer inicialmente desde Falatoff se incorporarían luego al catálogo de Artefact. Tomando esta fuente dentro de esta red subterránea, las ediciones de Artefact son entonces portavoces de un underground internacional al exportar y después traducir a los españoles de El Víbora, los italianos de Frigidaire, a Tatsumi, Martí, Shelton, y luego, por supuesto, ¡La Tía Leny Presenta! (Tante Leny presenteert!).
Fundado el mismo año en que Falatoff – 1971 – y publicado en La Haya por Evert Geradts y Leny Zwalve, Tante Leny vino a saciar un creciente interés en el comix estadounidense y la cultura gráfica underground. Desde 1965, los Países Bajos estaban creando su contracultura con el movimiento anarquista y antiautoritario alimentado por una cultura de la imprenta (revistas, folletos, panfletos). En este momento, la revista Hitweek, más tarde rebautizada como Aloha, jugará un papel importante, con especial particular atención hacia lo gráfico. Como Willem lo describe en su prefacio a la antología de Artefact: Hitweek “fue lo que conseguimos si mezclamos Actuel, Liberation, Rock & Folk y Charlie-Hebdo más un diseño delirante, si pueden imaginar eso… Bueno, este periódico se diferenciaba de los demás por su aparente falta de censura y por estar abierto a todo. Es por eso que funcionaba como un imán para todos aquellos que pensaban que tenían algo que decir”.[2]
Hitweek, y especialmente Aloha, publicaban autores estadounidenses como Robert Crumb, Víctor Moscoso, Gilbert Shelton y clásicos como Krazy Kat, pero también a todos los diseñadores holandeses – Willem, Theo van den Boogaard – entre los que formarán el corazón de Tante Leny: Evert Geradts, Marc Smeets, Joost Swarte, Aart Clerckx, Peter Pontiac, Harry Buckinkx.[3] Es desde estas páginas donde crecerá Tante Leny presenteert!, que se publicará hasta 1978.
Publicado en 1977, con la leyenda “Edición de Falatoff” en cada esquina de página, el primer volumen de antología de Tante Leny présente!, también será el primer trabajo realmente publicado por Artefact. En agosto del mismo año, el fanzine Falatoff ya había exhibido la panoplia de dibujantes holandeses reunidos alrededor de Tante Leny.[4]
Las dos cubiertas están firmadas por Joost Swarte, y sin embargo parecen dibujadas por manos diferentes. El fanzine reproducía una caja dibujada y ampliada de “Van ruilen komt huilen“,[5] con un gran automóvil estadounidense en patín, en un trazo aceitoso, todo redondo, cilindros y rollos, una manguera de goma del estilo que recuerda directamente a los autos de Mister Natural: es Robert Crumb y el comix estadounidense que aparecen en la primera página. La portada de la antología que presenta Tante Leny!, está fragmentada por una concatenación de recuadros que se superponen y encajan en vez de una imagen singular.
Encontramos un automóvil estadounidense, parado esta vez: la dinámica ya no está centrada en un solo objeto en movimiento, sino en una multitud de detalles y acciones diseminados por la página.[6] El edificio reproduce la página de cómic. La referencia ya no es Crumb, sino Hergé: una estética que Swarte, como sabio historiador del cómic, definirá, también en 1977, como la del klare lijn, la línea clara.[7]
Joost Swarte alcanzó rápidamente el éxito internacional. Fue publicado en Francia – no solo por Artefact sino también por Futuropolis -, antes de pasar al otro lado del Atlántico a RAW, la que le abrirá posteriormente las puertas del New Yorker. Pero mientras identificamos a Swarte con una firma gráfica “minimalista”, totalmente basada en una continuación personal de la línea clara, la heterogeneidad gráfica del Swarte de los años ‘70 nos ayuda a traducir el papel que dinámicas colectivas tales como Tante Leny! tuvieron en él. Esta heterogeneidad estilística de Swarte habla de hecho por toda la familia de la Tante Leny présente!, que nunca dejará de hacer referencias locales e internacionales, europeas y norteamericanas.
La primera influencia serán los Estados Unidos, sin lugar a dudas: Robert Crumb, Víctor Moscoso, Bill Griffith y sus compañeros sirven aquí como verdaderos modelos. Las contribuciones de Aart Clerckx, en particular, reflejan la influencia de Crumb, con esta preferencia por la eclosión y una línea más audaz, las pantorrillas gigantes, la referencia compartida con EC Segar y los hermanos Fleischer, así como la subversión underground de los funny animals.
Robert Crumb y sus compañeros no solo sirven como modelos para el underground holandés, sino que Holanda comparte una cultura común de funny animals con la generación estadounidense. Mientras que el mercado franco-belga fue rápidamente “desamericanizado” después de la Segunda Guerra Mundial, el cómic estadounidense seguiría siendo una influencia muy fuerte en las “periferias” de los cómics de Europa occidental: en los Países Bajos, la revista Donald Duck fue publicada desde 1952 y era considerada una institución.[8]
Al igual que Crumb se alimentaba de los cómics de Dell, Evert Geradts, el iniciador de Tante Leny, estaba obsesionado con Carl Barks. El good duck artist reaparece constantemente en sus obras y no sólo en su parodias de animales (Moe Koe y Orquesta para todos los animales de Marion McKay), sino también en varias historias de Jan Zeiloor/Francois Feuille donde juega con su obsesión con el Pato Donald (una donde Suusje/Susy se deshace de su colección; la otra donde Jan se encuentra teletransportado a la primera historia del Pato Donald, que intenta en vano reescribir).[9]
Además, Geradts escribirá varias veces sobre Carl Barks en la Tante Leny, reproduciendo páginas rechazadas por Disney, o lamentando las condiciones en que su obra fue tratada.[10] Por lo tanto, no es sorprendente que Geradts continuara, a partir de los años ‘80, como guionista de Donald Duck.
Junto a esta influencia estadounidense, está toda la capa hergeana, inculcada muy tempranamente a través del prisma distorsionado de Bob y Bobette de Willy Vandersteen. La tira de prensa flamenca siempre ha tenido este costado de improvisación, de absurdo y anarquía que contrastan con la estética de la línea clara: cuando Vandersteen fue invitado a contribuir a Tintín, no sería sin un recordatorio de estándares a seguir: una narración lineal, bien construida y documentada, un rasgo y una anatomía ordenada.
Puede ser una simplificación, pero Tante Leny parece conservar algo del lado barroco y anárquico que caracterizan el dibujo de Vandersteen. Ever Meulen, por otra parte, en un pastiche ofrece una página que presenta a la familia de Bob y Bobette como alegres narcotraficantes. Más allá del guiño, la corporalidad anárquica de los personajes de Vandersteen – cuerpos que cobran vida a través de movimientos exuberantes, hechos con un trazo deformante – se encuentran multiplicados en el underground holandés, ya sea en Geradts , Clerckx o Buckinx.
El lado más riguroso de Hergé se encontrará en Joost Swarte, Ever Meulen y Marc Smeets. Este último, figura tan particular del grupo, será primero olvidado en las antologías de Artefact: el editor francés corregirá el error al dedicar su segundo número de A4 Comix al trabajo de Smeets. El libro será uno de los únicos libros del autor, cuyo trabajo se basa completamente en lo inacabado.[11] Su trabajo gráfico es, sin duda, el más difícil de entender; como lo describe Bruno Lecigne: “No es el fracaso de la narrativa clásica lo que denuncia el trabajo de Smeets; en cambio, éste se jacta de la virtud incomparable de lo inacabado, del fragmento, donde todo se basa en un efecto de suspensión, una espera interminable”.[12] En cierto modo, Smeets representa la culminación de la veta absurda que caracteriza a toda Tante Leny présente!
Pero sería un error querer entender demasiado fácilmente el underground holandés como una mezcla de Crumb y Hergé: todavía haría falta hablar de Peter Pontiac y las historias también archi-fragmentarias e inacabadas; el estilo de Harry Buckinx, a veces casi cercano al grabado; la notable Peti Buchel, cuya historia “Anatolia” evoca la estética pop de Las Aventuras de Jodelle de Guy Peellaert; y, por supuesto, Leny, un verdadero personaje editorial de la revista (que rinde homenaje al trabajo editorial real realizado por Leny Zwalve, un papel comparable al que Françoise Mouly desempeñó para RAW).
No podemos equiparar fácilmente a Tante Leny. Bruno Lecigne escribió que “en Francia prácticamente hemos traducido y divulgado en álbumes solo a los autores fácilmente asimilables, donde los códigos podían prestarse más fácilmente a ser recuperados. Motos, articulaciones, naturismo; la necedad y el maniqueísmo franceses transformaron los accesorios de un folclore satírico en eslóganes de primer grado: ¡lo irrecuperable se convirtió en lo bizarro, lo insólito o – formidable traición -, en el «no-sentido»!” A través de las dos antologías de Tante Leny présente! y de álbumes relacionados (Sueños de Grandeza de Gerards, A4 Comix de Smeets y Titula, de Buckinx), Artefact parece estar trabajando en contra de esta recuperación, alabando a un grupo de bichos raros e irrecuperables.
Benoît Crucifix es estudiante de doctorado en la Universidad de Lieja y UCLouvain, dentro del grupo de investigación de cómics de ACME. Su tesis trata sobre la memoria de los cómics en la novela gráfica contemporánea. Su trabajo ha sido publicado en revistas y en varios fanzines, tanto impresos como digitales.
[1] Una versión corta de este texto apareció en 2016 en Gorgonzola N° 22. Gracias a Maël y Gwendal Rannou por sus comentarios y correcciones.
[2] Willem, “Prefacio”, Tante Leny présente!, Vol. 1, Artefact, 1977.
[3] A pesar de la falta de una historia verdaderamente completa de Tante Leny! o incluso sobre los cómics underground neerlandeses, sin embargo, podemos referirnos al capítulo que Bruno Lecigne les dedica en Les Héritiers d’Hergé, Bruselas, Magic Strip, 1983, p.59-61; Artículo de Patrick Rosenkranz “La tía Leny y la prensa underground holandesa”, Comic Art, No. 7, 2005, p. 26-45; Biografía de Mark Smeets por Piet Schreuders, Mark Smeets. Triomf van het tekenen, Amsterdam, Scratch Books, 2016; y el excelente portal Comiclopedia (lambiek.net).
[4] “Les confessions d’une tante”, Falatoff, n° 38/39, agosto de 1977.
[5] Proverbio neerlandés que traducido significa algo así como “el intercambio te traerá las lágrimas”. Es decir que en un intercambio de bienes eventualmente uno de los involucrados puede arrepentirse del trato. Una versión al castellano sería “más vale pájaro en mano que cien volando“. Publicado originalmente en Modern papier, n° 9, 1972.
[6] La cubierta de Swarte había sido utilizada originalmente para el n° 17 de Tante Leny presenteert! (1974).
[7] Joost Swarte, Kuifje in Rotterdam: De klare lijn, 1977.
[8] Ver el famoso artículo de Pascal Ory, “Mickey go home ! [La désaméricanisation de la bande déssinée (1945-1950)]” (“¡Mickey vete a casa! La des-americanización de las historietas(1945-1960)”), Vingtième siècle: revue d’histoire, n° 4, octobre 1984, p. 77-88. Las publicaciones de Disney también se convertirían en verdaderas instituciones en Italia y los países nórdicos, que proporcionarán un buen número de artistas a la compañía Disney (con una subsidiaria importante en Italia).
[9] “Jan Zeiloor, de rolletjes omgedraaid” (“Jan Zeiloor, los roles invertidos”), Tante Leny presenteert, n° 13, 1973.
[10] Ver Tante Leny presentaert, n° 9 y n° 10, 1972. Para una reinterpretación del “descubrimiento” de Carl Barks como figura de autor, ver Bart Beaty, Comics versus Art, Toronto, Toronto University Press, 2012, p. 79-82.
[11] A4 Comix, n. ° 2, 1977. Esta es una reproducción del número 15 de la tía Leny presenteert!, 1977, número íntegramente dedicado a Marc Smeets.
[12] Bruno Lecigne, Les Héritiers d’Hergé, Bruxelles, Magic Strip, 1983, p. 61.