Por Humberto Miranda
El artista, salvo contadas excepciones, suele ocultarse detrás de su obra. Incluso, para muchos, el artista “es su obra” y habla solo y exclusivamente a través de ella. Pocos creadores, a fuerza de talento, carisma o cierta mezcla de ingredientes de mercado han podido desviar las miradas de sus personajes y direccionarlas hacia su persona transformando la ecuación original. Otros, quizás por desinterés, no lo han conseguido y solo se pronunciaron mediante sus páginas.
El propósito inicial de Fotos de Comics es volver la mirada sobre los artistas del noveno arte y sus proximidades: recuperar los rasgos fisonómicos de aquellos que durante mucho tiempo solo fueron un nombre al pie de página de una vieja revista Novaro, un rostro eternizado en reproducciones miniaturas de un fascículo cualquiera de La Historia de los Cómics o, en el mejor de los casos, una entrevista a color en la revista dominguera de algún diario de tirada nacional. Discreto epitafio para una lista interminable de creadores que, como a mí, acompañaron a otros tantos a lo largo de años de hojear y deshojar revistas, libros y cuanta publicación hablara de comics cayera en nuestras manos.
Más discreto aún en una época en donde los medios digitales se encargan de indexar multitud de registros fotográficos de tiempos pasados. Por qué no, entonces, calzarme el traje de antropólogo de escritorio y, mediante las facilidades de la vida moderna, intentar reagrupar online esa diáspora de dibujantes, guionistas, editores o animadores que tanto nos marcaron. Y en ese afán arqueológico tan parecido al coleccionismo, preguntarme: ¿qué fue de la vida de esos autores?
Como sucede casi siempre, la inquietud inicial disparó multitud de interrogantes: ¿Cuál es el rostro de Irv Novick? ¿Jim Aparo es japonés? ¿Quién es más alto, Steve Rude o Jim Shooter?
¿Hay fotos de Alan Moore sin barba o de Grant Morrison con pelo? ¿Se cruzaron alguna vez Hugo Pratt y Alberto Breccia? ¿Quino siempre tuvo lentes? ¿Tezuka siempre usó boina?
Con el tiempo y un perfeccionado mecanismo de búsquedas en Google, vistas preliminares en Amazon y bancos de imágenes, muchas de estas incógnitas se despejaron. Sin embargo, otras no. Al día de hoy, todavía me pregunto por qué Jack Kirby llevaba siempre los pantalones a la altura del ombligo… Actualmente, esa tímida colección que arrancó con una foto de Daniel Torres, cuenta hoy con más de diez mil imágenes prolijamente desordenadas. Y ese blog (www.fotosdecomics.blogspot.com) que comenzó su recorrido en 2009, mutó primero en una página de Facebook y luego una cuenta de twitter.
El criterio de selección original, que enfocaba la búsqueda en autores europeos de los ochenta, pronto se vio ampliado hasta alcanzar autores internacionales de todos los tiempos, editores, animadores, ilustradores, críticos y cualquier creador relacionado con el noveno arte y sus cercanías. Y el filtro inicial que condicionaba la publicación a ciertos estándares de alta definición pasó a incorporar registros fotográficos de dudosa calidad pero de incunable valor histórico o sentimental. Ahora bien: ¿es posible armar un Greatest Hits de imágenes cuando en estas fotografías se juegan tantos valores agregados? La respuesta es, definitivamente, NO. Pero digamos que si existiese la improbable e hipotética situación de tener que llevarme solo diez de estas fotos a una isla desierta (?), si eso ocurriera hoy (y no mañana) seguramente me decidiría por las siguientes:
1- Cualquier foto de Jack Kirby siempre genera multitud de likes y retuits. También en ese aspecto Kirby parece ser El Rey. La foto de 1945 con Roz, una de las tantas con su mujer, es una de mis favoritas y también de los que frecuentan la cuenta de twitter.
2- Toda la secuencia fotográfica de Bernard Hoffman (LIFE) para el Ball Point Bathing Suits[1]de 1950 es maravillosa y funciona en conjunto como un recuerdo de épocas pasadas en donde los cartoonists eran codiciadas y adineradas celebridades del mundo del espectáculo.
3- La serie de fotos de Chester Gould en su casa, con ese pequeño cementerio dispuesto en el parque es hermosa. Mientras estuvo disponible, dentro del archivo fotográfico histórico de LIFE Magazine se podían encontrar algunas maravillas como esta: una sesión de 1949 en donde Chester Gould junto a su esposa Edna, su hija Jean y su perro hacen del jardín de su casa de campo un cementerio para todos los personajes muertos que se sucedían en su tira Dick Tracy.
4- Brooklyn, NY c1907. El pequeño y enorme Winsor McCay con su mujer Maude, su hija Marion y su hijo Robert (Nemo, ca. 1907).
5- Wally Wood en su estudio. Una de las hermosas (y al mismo tiempo impregnadas de cierta tristeza) fotografías de Wally Wood tomadas por Gilbert Ortiz. El mismo Ortiz describe las circunstancias de estas fotos de 1978: “Iba en camino a Boston cuando me detuve para visitar a Wally. Estaba soleado afuera. De hecho la foto de Wally con la copa de café está hecha justo afuera de su estudio. Por lo que recuerdo, esa era la única puerta. Cuando entramos, Wally se sentó en su sofá y escribió algo en su máquina de escribir. Observando esto, me pare detrás de él y tome esta foto. Woody no hablaba de más. Si tenía algo que decir, en muchas oportunidades él lo escribía y lo enviaba a través de una carta o una pequeña nota. Yo recuerdo haber recibido unas pocas palabras de Wood”.
6- Fotaza del Maestro José Luis García López en el subte de Nueva York lookeado como Pacino en Sérpico.
7- Algunas fotos son más conocidas pero no menos bellas que otras. Farkas, Dionnet, Druillet y Moebius, es decir, Los cuatro Humanoides originales posando en plan Beatle con Moebius descalzo como Paul en Abbey Road.
8- Oesterheld en el departamento de Guillermo Saccomanno durante la famosa entrevista que él y Carlos Trillo le realizaron en 1975. La imagen la tomó Lucía Capozzo, mujer de Saccomanno por aquel entonces.
9- 1980. El Tano Pratt, Solano y Trillo en Lucca. Dos años antes, en ese mismo sitio, Trillo se había alzado con el Yellow Kid al Mejor Autor Internacional.
10- El gesto imbatible de Pratt en ese fantástico retrato. La mezcla perfecta del Sargento Kirk y el Corto. Me gusta creer que es en la terraza del chalet de Acassuso que compartía con Pavone, Faustinelli y Ongaro. Pero creo que fue tomada unos años antes, en 1945 en Venecia.
Bonus track, fuera de competencia, de mi santísima trinidad personal:
– Alan Moore de 17 años en 1971 con sus compañeros de la Grammar School. Poco tiempo antes de ser expulsado por vender LSD (es el segundo hacia la derecha, con lentes y bigote, después de la autoridad que está en el centro).
– Grant Morrison en 1987 en una sesión para NME (New Musical Express)
– Neil Gaiman a los 17 años en una sesión de fotos de su banda punk: The Ex-Execs (1977).
[1] El evento consistía en invitar a un cocktail a una serie de reconocidos dibujantes de tiras de prensa para que retrataran con sus personajes los “bañadores” de hermosas jovencitas. Acto seguido, las jóvenes eran rociadas con agua para demostrar las cualidades impermeables de la tinta utilizada.
Humberto Miranda (Mar del Plata, 1975). Es historietista, docente e incursiona como investigador en el universo de los comics. Estudia ilustración en la Escuela de Artes Visuales de su ciudad. Desde inicios de la década del 90, colabora en numerosos fanzines. Publica en revistas nacionales (Fierro, La Murciélaga) y, en colaboración, trabaja como colorista de Gustavo Sala (Bife Angosto, Torni), Marc Borstel (Dago), Lucas Varela (Ele, Lolypop) y Trillo/Saborido (Rick City). Participa como colaborador, moderador y disertante en diferentes encuentros especializados y jornadas sobre narrativa gráfica (Historieta a toda Costa, EPAH, entre otros). Hace más de 15 años, lleva adelante una columna sobre comics, series y animación en “Maldita radio” (Rock & Pop, Metro y Mega).