Por Gerardo Vilches
Ana Fino (Bogotá, 1992) es una joven artista plástica que, recientemente, ha comenzado a interesarse por el cómic, produciendo obras en las que se centra en lo nimio y lo cotidiano, desafiando el concepto de narrativa clásica.
GV: En la presentación de Entreviñetas en 2018, hablaste de tu propuesta, consistente en no usar personajes y basarte en espacios vacíos… Me sorprendió ¿De dónde viene esa idea?
AF: Un referente muy importante es [Georges] Perec, con el concepto de lo infraordinario, sobre lo invisible, los acontecimientos que pasan desapercibidos normalmente, lo que está ahí todos los días y uno ni lo mira. Referentes visuales… seguramente he recibido mucha influencia a lo largo de mi vida de todo lo que veo a diario, se me vienen a la mente la obra de Edward Hopper, un fanzine del colombiano Carlos Alfonso llamado Manual para hacer del cuerpo y un trabajo de una artista colombiana llamada Andrea Acosta que me gustó mucho cando lo vi llamado Sketches for found sculptures. En este momento sigo mucho en Instagram a dibujantes como Sammy Stein, por ejemplo, y muchos otros. La cuestió con las redes sociales es que uno ve demasiadas cosas. Pero, en resumen, me gustan mucho las imágenes muy simples, con un elemento muy remoto en un espacio amplio. La idea de algo que es particular, que ocurre. Creo que eso se traduce en mi forma de componer mis imágenes. Siempre hay un espacio amplio y algo concreto que sucede. Lo de no usar personajes viene de hace unos años, mi trabajo más temprano era todo lo contrario, y casi siempre usaba el autorretrato.
GV: Tu propuesta —en la ponencia— se llama Mundo ordinario. Pero no sé si has publicado ya fanzines, o en internet…
AF: Sí, Mundo ordinario fue el primer fanzine que hice en serio. Empezaba justamente con la definición de lo infraordinario de Perec. Era un tratamiento aún muy primario de la idea de lo cotidiano. Pero me parece que fue un momento importante dentro de mi trayectoria; es un buen punto de partida para tratar de verme a mí misma. Y hay otro fanzine, Grupo de apoyo, sobre este tipo de grupos como Alcohólicos Anónimos pero con grupos posibles o imaginarios.
GV: Hay una idea en tu obra que me llamó mucho la atención: que tú trabajas con lo que no vale la pena registrar. Es una idea que me parece fascinante.
AF: Hay una cosa que me llama mucho la atención: las cámaras de seguridad y todos esos mecanismos para registrar la realidad y controlarla. Por ejemplo, fíjate en Instagram. La gente tiene ya una idea de qué es lo que se sube en esa red, lo que es instaworthy… La comida, los viajes, la pinta linda… No subes unos tenis sucios, no sé. Como millenial, tengo muy naturalizada la pose, y el hecho de que hay unas cosas que publicas y otras que no. Si hay una cámara, apunta a un lugar, pero hay otras cosas sucediendo alrededor. A mí me interesa lo que pasa fuera del foco, en el punto ciego, por eso usé ese concepto de «lo que no merece ser registrado». En la narrativa sucede: hay unas cosas que son estándar: inicio, nudo y desenlace… Hay cosas que, en esa estructura, pueden ser aburridas, si uno piensa en el concepto del nudo, pero a mí me interesa ver los matices de las cosas que parecen poco interesantes, ver lo fascinante que hay en ellas y la cercanía que pueden tener a ideas más generales. Aunque sean cosas simples o lentas.
GV: Tienes un libro en coautoría, también. ¿Es lo más reciente que has hecho?
AF: Sí, fue el año pasado. Lo hice con un amigo, que me lo propuso. Trata sobre excusas para no hacer el ejercicio creativo. Se llama No escribes / No dibujas porque… Es una lista de excusas por las cuales un autor no realiza su labor. A partir de esa premisa él escribía y yo dibujaba, y luego juntábamos los resultados.
GV: Y tú ¿cómo empiezas en el cómic? Te lo pregunto porque creo que lo que haces no es muy identificable como cómic en un sentido tradicional. No sé si tienes una formación más amplia…
AF: Sí, yo soy artista plástica y visual. Todavía no me siento muy dentro del cómic, a pesar de que lo que hago es muy narrativo. Pero uno de mis acercamientos más importantes al dibujo fue a través de muchas personas que hacen cómic acá en Colombia. A través de sus blogs, sobre todo. Yo era adolescente y estaba en el colegio, y seguía los blogs de Inu Waters, del Señor Juanito, de Truchafrita, de Marco Noreña, de Powerpaola… Es un lenguaje que está dentro de mi cultura visual y eso se refleja en lo que hago. La secuencia es muy importante para mí. Aunque tal vez yo no trabaje de un modo secuencial, sí hay una conexión con el tiempo. Y aunque no haya una secuencia en el sentido de un tiempo después de otro, sí hay una serialidad en lo que hago: dibujo mucho a través de la serie.
GV: A fin de cuentas, la secuencia no tiene por qué ser temporal: puede ser espacial, conceptual…
AF: Sí, sí.
GV: Al hilo de esto, se me ocurre preguntarte si tu trabajo como artista plástica tiene que ver con lo que haces en los fanzines o en los libros, o son dos vías totalmente diferentes.
AF: Hasta hace poco siempre me consideré una artista cuyo principal medio era el dibujo, esto se materializaba en series o en fanzines; sin embargo, recientemente he empezado a producir imagen de otra manera (por ejemplo fotos o videos) y a hacer cerámica… pero en general todo siempre está encaminado a resolver mis preguntas, expresar opiniones y hacer parte de mi forma de conocer y pensar el mundo. Pero por otro lado, también hay otras cosas que hago sin pretensiones conceptuales: me gusta dibujar cuerpos, contorsionistas, superficies o plantas, ejercicios más formales donde que lo importante el ejercicio mismo de dibujar.
GV: ¿Expones tu trabajo en alguna galería?
AF: Estoy empezando. La parte editorial hasta ahora ha sido en la que más espacios se me han abierto, como en el propio Entreviñetas, o en otro festival en el que me han invitado por mis fanzines. Pero ya he expuesto en algunos espacios de galería y participado en una feria… Creo que hay un punto en el que, en el arte, en este país, hay mucho dibujante que a la vez edita, expone, hace objetos… Se están dando unas afinidades muy chéveres, y creo que yo podría estar inclinada a eso.
GV: ¿Cómo crees que se percibe desde el mundo del arte todo lo que está pasando en el cómic en Colombia? Los fanzines, las novelas gráficas…
AF: Creo que lo que comprendemos como “novela gráfica” sigue estando muy dentro de la literatura y de esos espacios. Hay una parte de la edición, del libro de artista, que sí está adoptando mucho del lenguaje del cómic. Muchas personas están empezando a imprimir en risografía, por ejemplo y la tradición gráfica que ya tiene este país está teniendo un momento muy chévere, el grabado, la serigrafía, la tipografía… Aquí ya hay “parches” (grupos de personas), como Rat Trap, que están asociando mucho la gráfica con el mundo del arte. También hay muchas ferias, desde hace un tiempo. En la Feria del Arte de Bogotá, por ejemplo, hay una sección editorial. Entran editoriales de libro de artista, algunas con dibujos, que incluyen cómics o artistas que experimentan con este lenguaje. Sí, se está dando ese fenómeno.
GV: Para terminar, aunque me decías que te sientes aún un poco fuera, ¿cómo ves la escena de cómic colombiano? No sé si te relacionas con otros autores de cómic jóvenes.
AF: Yo me he distanciado un poco; creo que antes estaba un poco más enterada de lo que estaba pasando. Me siento un poco desinformada, la verdad. Recuerdo que hace un tiempo estaba Mariana Gil, Henry [Díaz], Pablo [Guerra], Powerpaola, Inu… Gente que ha obtenido un reconocimiento internacional muy chévere. Ahora conozco cosas como el trabajo de La Watson [Sofía Álvarez Watson], que me parece muy lindo. Claro que ella hace tiempo que vive en Argentina. Creo que hay autores, pero ahora mismo estoy un poco desinformada como para emitir un juicio (después de la entrevista conocí el trabajo de Daniel Liévano, que me pareció precioso).
Gerardo Vilches es licenciado en Historia y realiza su tesis doctoral sobre revistas satíricas de la transición. Escribe sobre cómics en su blog, The Watcher and the Tower, desde 2007. Colabora en Rockdelux, y ha publicado textos en la revista Quimera, en la antología de ensayos Radiografías de una explosión y en Panorama: la novela gráfica española hoy. También es autor de Anatomía de un oficinista japonés (Bang, 2012) y de Breve historia del cómic (Nowtilus, 2014). Ha participado en varios congresos, moderado mesas redondas y presentado novedades para diversas editoriales. Codirige CuCo, Cuadernos de cómic. En Entrecomics fue editor y publicó reseñas y artículos desde 2011 hasta 2016.