A principios de este año un grupo de editoriales independientes decidieron unir sus fuerzas en algo que no es exactamente una mega editorial pero que tampoco es solamente un stand compartido. Big Sur, que agrupa a Terminus Libros, La Pinta, Szama Ediciones y Le Noise, parece funcionar un poco con la vieja lógica del origen de Image Comics: cuatro estudios independientes en cuanto a decisiones editoriales y línea estética, pero sin embargo unidos en lo que respecta a estrategias comerciales y de distribución, conformando un frente común. Y también compartiendo ciertas ideas acerca de la historieta, que se ponen en evidencia cada vez que realizan una intervención pública: una absoluta desacralización del pasado de la historieta argentina, una apuesta por la más amplia variedad de formatos (desde el fanzine hasta el libro, en armonía), una firme creencia en lo autogestivo como camino, una voluntad polémica que surge de firmes posiciones éticas y estéticas, una enorme variedad de contenidos, una creencia en la necesidad del crecimiento de la escena historietística más allá de Buenos Aires. Todo esto alimenta un proyecto colectivo que propone que en estos tiempos de anomia industrial en la historieta argentina, lo único que puede salvarnos es la agrupación y el “hacerlo vos mismo”, contra viento y marea, por el amor al medio.
Interesados desde Kamandi por la producción de este colectivo y por sus opiniones, les enviamos un cuestionario a cinco de sus editores, consultándoles sobre los orígenes, sus opiniones acerca de la escena argentina actual, el concepto de “novela gráfica”, el lugar del “interior” en la historieta argentina.
Hoy: Juan Ángel Szama, de Szama Ediciones.
En primer lugar, una pregunta de rigor, un poco aburrida, pero necesaria: ¿Cómo comenzó cada uno de ustedes con sus proyectos editoriales personales?
Mi proyecto nace de un modo un poco casual. Hace unos años organizaba “Entrecuadros entrevistas públicas a historietistas nacionales” un ciclo de entrevista a historietistas argentinos. Gracias a este ciclo Eduardo Risso me invito a ser parte de Crack Bang Boom. Esto me acerco a infinididad de artistas y me fui interesando en los procesos creativos de artistas que admiraba . Empecé a pensar una colección posible de material de descartes que terminó resultando ser los “Cuadernos de dibujante”. Presente a concurso con Puro Comic Ediciones como socios y pensando la figura que tendría yo dentro del proyecto es que decido pensarme como editorial. Esa decisión se termina reafirmando con 27 (Charles Soule/Renzo Podestá), un libro que habíamos propuesto a la editorial municipal de Rosario con el motivo de la visita de Charles Soule a CBB. A la municipalidad no le interesó y lo edité yo y con ese libro es que me empiezo a hacer cargo de mi rol como editor y empiezo a diagramar un catálogo posible.
¿Cómo se fueron tejiendo los lazos entre ustedes? ¿Se conocían de la escena de la historieta de Rosario? ¿Del Crack Bang Boom?
En mi caso puntual conocía la experiencia de Terminus, era consumidor del catalogo de La Pinta y conocía a Renzo de la época de Leyendas. Con ninguno tenía un trato más allá del hola y chau. Varios acontecimientos fortuitos hicieron que terminara siendo amigos de todos ellos. A la par que yo empezaba a asumirme como editor, ellos se agruparon y armaron la primera formación de Big Sur (con Salamanca Comics y Atmósfera). Cuando sentí que solo no iba a poder alcanzar ciertos lugares que quería con mi editorial es que pedí formar parte del colectivo. Luego de eso el grupo terminó mutando a lo que es hoy, un grupo de amigos con búsquedas e intereses comunes.
Han publicado en diversos formatos, desde la antología hasta el fanzine, ¿cuál es el formato en el que se sienten más cómodos? ¿Qué opinan acerca de la predominancia del libro como el contenedor de la historieta?
En mi caso, no tengo un formato que prefiera a la hora de editar. Me interesa trabajar con el autor y ver que formato se ajusta mejor a lo que se quiere contar. El libro da una visibilidad que quizás no la tienen otros formatos mas complicados para distribuir. Pero a la hora de editar siempre pienso en función de los deseos del autor. Al final del día todas son historietas y el formato no tiene mayor importancia. En cuanto lector a la hora de leer no estoy pensando si tiene grapas o es una fotocopia, si lo que leo me sensibiliza ya esta, el resto no importa.
¿En que momento decidieron que la mejor estrategia era “hacer yunta” y presentar un frente común? ¿Esto respondió a razones comerciales, de amistad, artísticas?
Pedí ser parte del colectivo el día que me di cuenta que siendo parte de Crack Bang Boom se iba a imposibilitar la presencia de mi editorial en el evento. La relación de amistad que tenia con varios de los miembros de Big Sur y el darme cuenta que compartíamos ideas sobre la historieta similares hizo natural ese pedido.
Y en el caso de que haya respondido a razones artísticas, ¿cuál creen que es la propuesta estética que hermana a Big Sur?
Ahora que aparte del colectivo generamos un sello que agrupa a los 4, la propuesta estética que nos hermana, la síntesis de la misma, se va a dar con los libros que vayamos publicando como sello. Cada editorial tiene una estética y una búsqueda definida pero que en algún punto dialoga de un modo u otro con los otros sellos. En mi caso tengo libros que dialogan con Le Noise, otros con La Pinta, pienso las historietas de género de un modo similar a Terminus y así.
Muchos de ustedes son reconocidos por sus fuertes opiniones acerca de los límites y carencias de la historieta argentina. ¿Qué creen que le hace falta hoy en día?
Huevos.
Asimismo, están muy identificados con un eje Rosario-Córdoba, en contraposición a la hegemonía de la Capital Federal. ¿Consideran que el papel del mal llamado “interior” ha sido tradicionalmente disminuido por las Historias de la Historieta Argentina contadas desde Buenos Aires?
Hoy en día con los webcomics, redes sociales y eventos en todo el país la idea de un “interior” es bastante difusa. De hecho gran parte de los que cuentan sus historias “desde Buenos Aires” tampoco han nacido ahí así que me parece bastante ridículo que siga habiendo desde ciertos espacios de validación un subrayado sobre eso.
¿Qué les gustaría ver en términos de una organización más federal de la historieta argentina?
Seria interesante que desde los espacios de validación, eventos, o los claustros, o los que están preocupados por inventar nuevos cánones y patrones de lo que es la historieta Argentina vean un poco mas allá de lo inmediatamente cercano.