Juan Carlos Quattordio (Buenos Aires, 1965) se ha convertido en uno de los dibujantes más controvertidos de los últimos años. Hace ya un tiempo es uno de los participantes más estables y que más páginas ha producido para la revista Fierro, y sin embargo es uno de lo más rechazados y criticados por parte de los lectores. JCQ sostiene una posición como último representante de la “historieta nacional” entendida como una tradición que tendría en la revista Fierro su último avatar, y al mismo tiempo como historietista/trabajador con una ética underground e independiente que resiste. Cabe preguntarse, entonces, qué dice eso del artista y del canon sostenido: ¿Es la decadencia final de una idea más nacionalista de la historieta? ¿Es JCQ su último estertor? ¿Resistencia o reaccionismo? ¿Artista maldito o dibujante mediocre? Desde Kamandi creímos que las preguntas merecían una reflexión en serio y le pedimos a Renzo Podestá y a Mariano García Brangeri que se animaran a escribir al respecto. Aquí, sus palabras.
El síndrome del Fanático de Hermética
Por Renzo Podestá
Me gustaría comenzar este texto con una confesión y una anécdota.
Primero lo primero: ¡la confesión! No conocía las cosas de Quattordio hasta que empezó a publicar en la segunda etapa de Fierro. Posta, ustedes se reirán de eso pero yo que sé, sepan comprender que me crié en un pueblo donde a duras penas llegaban las cosas que Perfil publicaba de DC. Muchas de las cosas del under porteño siempre tendieron a importarme más bien poco y muchas otras las descubrí ya de grande.
Así que digamos que “llegué virgen” a cuando vi que se publicaban en Fierro algunas de sus historias. Y mi primera impresión fue no saber por qué tanto buzz alrededor de este tipo. Los dibujos no me interesaban y las cosas que contaba menos. Notaba cierta altanería, cierto desprecio hacia facetas creativas y estilísticas, que sostenía de un modo un tanto precario y que hacían que sus historietas, en conjunto, sean poco meritorias de ser publicadas. Claro, pensaba en ese “poco mérito” porque suponía que el criterio de edición de Fierro era de una forma cuando en realidad operaba (y opera) de otra. Para no extenderme de más, vos a esos criterios decidís tomarlos o no comprando la revista. Yo decidí que tenía otras prioridades.
Y ahora voy a lo segundo: ¡la anécdota! Se armó en Facebook un grupo llamado Valoremos la historieta argentina, compuesto por un rejunte de lectores y creadores dispuestos a fomentar lo que ellos consideraban que debía fomentarse. Ya saben, el clásico espacio reaccionario que propugna lo que yo llamo “La Univocidad Industria”, que no es otra cosa que un eufemismo para enaltecer un modo histórico de producción que anula el resto, especialmente lo nuevo. En ese espacio estaba Quattordio, con todas sus plumas desplegadas y comentando muchos de los posts que ahí aparecían. Yo me sumé a ese grupo y ante la más mínima interpelación el tipo comenzó con un discurso de respuesta 100% agresivo que fue derivándose a lo estrictamente homofóbico. Ahí conocí de primera mano apenas una punta de su personalidad.
En resumidas cuentas, entonces, tanto la confesión como la anécdota me llevan a pensar que, en vez de escribir acerca de Quattordio (que supongo que he delineado mi opinión en los párrafos anteriores), prefiero apuntar al “grupete que lo festeja”, o sea la gente que sostiene los discursos de toda la generación creadora y lectora que no supo adaptarse ni abrir la cabeza a los movimientos peristálticos que la escena estuvo desarrollando desde el 2001 en adelante (1). Esta gente tiene lo que yo siempre llamo “El Síndrome del Fanático de Hermética”.
¿Conocieron alguna vez a una persona así? Me refiero, claro, al tipo que sólo escucha los discos de esa banda en particular y que no permite que ingrese otra noción a su cerebro que no tenga el nombre de Iorio en algún lado. Apenas entra algo nuevo a su cabeza, el anticuerpo para sacarlo de su sistema será la negación y el desprecio. Le mencionás Tool y te responde “¡canta como una nena!”, le hablás de El mató a un policía motorizado y ves en tiempo real a través de sus ojos cómo su sistema colapsa y se resetea solo. Y a la hora de hablar de su banda preferida, lo primero que salta en su discurso es que “nunca va a haber otra banda como ésta en la historia”.
Bueno, las generaciones creadoras y lectoras con la mentalidad puesta en el pre-2001 son un poco así. Le hablás de Ernan Cirianni y te dicen “¡pero ese pibe dibuja como el culo!”, pero a la hora de hablar de, no sé, Mort Cinder (un comic que para cuando salió no estaba exento de pensarse que estaba “dibujado como el culo”), de pronto notás que se le dibuja una sonrisa de extasis cuasi sexual en la cara. Para estos señores las mujeres dibujan todas iguales (¿Mujeres dibujando historietas? ¿¡Qué es eso!?) y el manga y los superhéroes llegaron para cagarnos la cabeza. En esencia, cualquier cosa que rompa su status-quo de Lo Que Debes Leer Antes de Morir será ignorado o, cuando no, vilipendiado.
Es extraño, a todo esto, que Quattordio entre en esta clasificación ya que no hace falta ser Massotta para darse cuenta que su obra es de un amateurismo apabullante. Hace historietas desde hace millones de años y cada vez lo hace de un modo más autista. Se presta entonces al pensamiento de que no importa cómo hagas las cosas siempre y cuando tengas un amigo que te diga “uh, ¡te quedó genial!”. Si ese amigo, para colmo, edita una de las pocas revistas de distribución nacional dedicadas a la historieta (que encima tiene como subtítulo “La Historieta Argentina”, arrogándose la representación del todo), entonces para qué seguir insistiendo, ¿verdad?
Dentro de todos los vicios que tiene la escena historietística argentina, el Síndrome del Fanático de Hermética es uno de los peores, ya que no se presta a la apertura mental y se ancla en verdades de perogrullo más bien arcaicas, o como mínimo incompletas. El Síndrome se expresa en el hecho de no poder discernir la época ni los modos en los que estamos produciendo historietas ahora mismo. Y a pesar de que la realidad económica nos hace pensar que podemos atravesar un nuevo reset como en el 2001, sin embargo estamos fluyendo por tiempos de esplendor creativo nunca antes vistos. La autogestión nos brinda posibilidades que jamás pudieron tener los autores de La Univocidad Industria, Internet y las plataformas sociales pueden acercarnos a los lectores de un modo único (al mismo tiempo que nos pueden enseñar de nuevos autores allende los mares) y las energías están puestas en hacer lo que mejor podamos dentro de estas opciones con total honestidad. Quizá ganemos más capital simbólico que económico, es verdad. De todos modos el proceso por el cual las nuevas generaciones hacen historietas ya viene con la idea “por defecto” de que en la elección entre lo económico y lo creativo, es este último punto el que prevalece.
¿Dónde entra Quattordio en toda esta ecuación? ¿Cómo encaja su actitud misógina y homofóbica, su pseudo-pionerismo de cotillón y sus falacias narrativas? Son preguntas que usted, querido lector, debe hacerse a la hora de elegir qué historietas leer.
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(1) Tomo el 2001 y no lo que se conoce como “La primavera fanzinera” (es decir, los años inmediatamente anteriores que comprenden entre 1996/7 y el 2000) porque me parece un punto de reset fundamental, un barajar y dar de vuelta en todos los sentidos. Seré reduccionista por cuestiones de espacio, pero La primavera fanzinera fue, en términos dialécticos, la Antítesis a la cultura de La Univocidad Industria, fue su respuesta más inmediata, pero no por inmediata fue más homogénea o con un consenso unidireccional. Más si tenemos en cuenta las divisiones ético-políticas que tenían los autores de por qué y para qué se hacían fanzines en aquel entonces: si se publicaba como modo de vida o si se publicaba como plataforma de lanzamiento a una profesión. Todas esas discusiones, argumentos y contraargumentos quedaron pequeños al lado de la Síntesis: la gran bomba termonuclear del 19 y el 20 de diciembre. Una bomba que arrasó con todo y que llevó a ver, en años subsiguientes, qué se podía hacer con las cosas que el incendio había dejado. A partir de entonces hubo un profundo sinceramiento autoral que tardaría un buen tiempo en rearmarse del todo y que vería los primeros brotes con las experiencias bloggeras de Historietas Reales y similares, dando pie al crecimiento de nuevos autores y formas de contar. Entender esta parte de nuestra historia reciente es entender muchas de las manifestaciones creativas y editoriales que se desarrollan hasta hoy (y que continúan en constante reformulación).
Renzo Podestá (Rosario, 1980) es dibujante y reside actualmente en Córdoba Capital. Hace fanzines e historietas desde 1994, da clases de narrativa historietística desde 1999 y trabaja como colorista y dibujante freelance para diversos clientes del mundo desde 2003. Se lo conoce como el creador de El Aneurisma del chico punk y Taxidermista (ambos publicados por Dead Pop), 27 (primero publicado en Image Comics en 2010 y publicado en castellano por Szama Ediciones en 2015) y (Bang)kok (primero publicado por Llantodemudo en 2005 y posteriormente reeditado por Radbomantes en 2015). Su filosofía de trabajo, junto a un muestrario de bocetos y métodos, fue publicado en el 2015 dentro de la colección Cuadernos de dibujante, publicado conjuntamente entre Puro Comic y Szama Ediciones. Este año publicó Mugre y Warpaint bajo su propio sello, Le Noise Comix. Su sitio: renzopodesta.com
La pre-adolescencia de la historieta argentina
Por Mariano García Brangeri
En la historieta somos pocos, pero nos ofendemos mucho. Cuando nuestra pequeña aldea está sensible, se organiza la turba iracunda, siempre expectante con antorchas y tridentes. En esos momentos se desnudan tensiones interesantes hacia el interior del campo que no podemos dejar pasar desapercibidas. Hacerlo contribuiría a engrosar la confusión y el desorden que atrofian a la historieta argentina, de la que cada vez sabemos menos. Heredamos una escena en la que se escribe una crítica para hablar bien de su objeto, o no se escribe. En este marco, no se escribe mucho sobre Quattordio.
Paradójicamente, tiene mayor exposición que la mayoría de los referentes del campo; si es que todavía podemos identificarlos. La segunda época de Fierro ya lleva diez años y más ejemplares publicados que la primera. En ella, Quattordio publicó más páginas y con mayor frecuencia que cualquier otro de sus colegas. Mientras que muchas de las series que se publican mensualmente en Fierro terminan recopilándose en formato de libro, todavía no pasó lo mismo con ninguna de las firmadas por él.
Quattordio sabe que es resistido por una parte importante de los lectores de Fierro. Que lo que se escriba sobre su obra no sea congruente con su presencia y circulación, responde en cierta medida a eso. Seguramente también contribuya a eso él mismo, Cantoná de la historieta. A cada puteada de la tribuna, el jugador responde con una patada voladora. Está bien: Internet deja expuesto lo que las cartas de lectores mantenían en privado. Los tomates ya no pasan por el filtro del editor, y el artista se ve soportando formas violentas de feedback como el trolling y cyberbullying.
Todos los meses, el blog de Fierro recibe comentarios negativos sobre los contenidos de la revista. Esto se suele replicar en otros espacios. La participación de los lectores en ellos es acotada (en general anónima, o malintencionada), pero no deja de ser representativa de la opinión de un sector más amplio. Uno siempre se encuentra al que comenta que no sabe por qué seguir comprando la Fierro o que ya la dejó de comprar; Quattordio suele ser citado como una de las causas. Muchas de las quejas se articulan en clave cuantitativa, al estilo de “la revista sale 50 mangos y trae 12 páginas de Zenitram”. La mayoría destaca al dibujo como la peor parte.
Desde el sector del periodismo y la crítica especializada surgen en número artículos sobre Fierro, primera y segunda época, en los que no se menciona su trabajo. Puede ser por precaución, por antecedentes o porque simplemente no lo encuentren interesante. En cualquier caso, Quattordio lo siente como un ninguneo: “algo más execrable que el bardeo (…) es que te desaparezcan”.
Coincidiendo con la publicación del editorial del número 127 de Fierro (en el que se anticipa el fin del ciclo), el final de Zenitram y las repercusiones de la entrevista a Lautaro Ortiz, éste puede ser un buen momento para revisitar su obra más importante de estos diez años en Fierro. A la distancia, ya podemos interpretar la publicación de “YOn: Retorno a Fierro” y todo lo concerniente a su recepción, como un momento a destacar de la historia reciente de la Historieta Argentina, en particular relacionado a la dirección que va a seguir Fierro durante los años posteriores.
En su momento, se habló de “los comics de la polémica”. Hoy estamos más acostumbrados a las formas de interacción entre público, crítica, historietistas y otros historietistas que tienen lugar en las redes. Lo que pasa en las redes es una parte fundamental de la circulación, recepción y consagración de un historieta o su autor. “La polémica” es parte de su lectura, un complemento de la obra.
Pero la polémica no puede ser la crítica. Hay que buscar lo que la sostiene y ponerla en contexto para interpretar la obra y entender los efectos de su circulación. Cuando se publicó “YOn: Retorno a Fierro”, se habló más que nada del contenido. Rechazada ampliamente por la gran mayoría del ambiente (al que atacaba directamente con opiniones y acusaciones, algunas risibles y otras confusas), provocó una multitud de reacciones negativas. En consecuencia, no se puso la atención sobre otras cuestiones que se pusieron en evidencia en la confrontación. Tampoco se indagó sobre los aspectos formales y de mérito artístico de este cómic en particular; así como tampoco contrapuesto a la obra de Quattordio en general, ni en el marco de la Fierro.
“YOn: Retorno a Fierro” tiene suficiente autonomía para sostenerse por sí misma, pero deberíamos leerla ubicada en la serie de publicaciones que hizo su autor bajo el título de “YOn”, para tener un mejor marco interpretativo. Como enfatiza el uso arbitrario de las mayúsculas en el título, es una obra que se define como autobiográfica. Pertenece a este conjunto la saga “Los Años Metálicos”, en la que Quattordio intentó experimentar con la inclusión de una banda de sonido de heavy metal, como complemento de las viñetas. Mientras que el uso de la música como acompañamiento no parece estar del todo logrado o articulado, implica una búsqueda estética y sensorial, en la que el dibujo cede protagonismo. El metal como tema, aporta una clave de lectura.
Un mito fundacional del metal argentino, lo ubica a Ricardo Iorio interpelando a una multitud de hippies: “los hippies que se mueran”. Fue parte del metal desde sus orígenes, ese espíritu desafiante y destructivo. Si Quattordio lo eligió como tema (ya sea desde la ambientación o desde un enfoque antropológico, describiendo las experiencias de vida y prácticas de la tribu metalera), nunca lo trasladó a un aspecto formal. Sin embargo, en “YOn: Retorno a Fierro”, el espíritu está. Se dice del dibujo de Quattordio que es feo. Puede ser que ahí también haya una conexión, al fin y al cabo… ¿Qué es el metal, sino el propósito de generar un efecto estético o de expresión, mediante la yuxtaposición de sonidos desagradables, incómodos, feos?
La acción empieza en un cementerio, donde se hallan enterrados los dibujantes de los ochenta. Un bloque de texto nos informa que: “al término de la primavera alfonsinista, llegó la década infame; y con ella los historietistas de los ochenta fuimos perdiendo nuestras fuentes de trabajo, nuestro prestigio…”. Una de tantas industrias que implosionaron en los noventa como producto de la aplicación de una política económica de corte neoliberal, la historieta argentina perdió rápidamente los espacios en los que había existido durante las últimas décadas. La invasión de saldos de material importado es frecuentemente citada como una causa. Aunque no puede ser la única. Se propone la segunda época de Fierro como un punto de inflexión entre una etapa oscura y un futuro más auspicioso que está arrancando: “un rumor me sacó de mi letargo: Fierro”; y así se alzan como zombies los dibujantes olvidados y enterrados por el hiato entre una y otra Fierro. Entre ellos, Quattordio.
La aparición espectral del loco Barreiro (acá el autor está trazando un linaje, una pertenencia) los acerca a la nueva redacción, en una versión colectivo de línea del Millenium Falcon. La nueva Fierro se erige como una fortaleza diseñada por Chichoni, en lo que podemos suponer fue su período menos inspirado. El edificio apunta con ametralladoras hacia lo que va a quedar afuera de este resurgimiento glorioso de la nueva historieta nacional. ¿Qué es lo que amenaza al último enclave de resistencia de la historieta argentina? A partir de este punto, Quattordio elabora una tipología de lo que en el editorial Sasturain llama “fauna comiquera”: editores (“Chacales y buitres carroñeros”), organizadores de eventos (“Aprendices de vampiros chupasangres”, en sus eventos, “los autores argentinos son figurita decorativa”), dueños de comiquerías (No le dan un lugar visible en las vidrieras y estanterías a la producción nacional), editores de revistas de información (“Guías y catálogos para comprar” material extranjero, “se reservaban un 5 o 10 % de información de acá por culpa o sus propios intereses”), “Las nuevas generaciones de lectores” (lector de superhéroes, compra juguetes, fantasea con ser poderoso, no tiene sexo; lector de fanzines, pondera la condición de independiente por sobre la calidad; lectora de manga, mujer, cosplayer, no tiene sexo; dibujante viejo, pasó de moda y no se adapta al cambio de época; artista inédito, parricida)
Quattordio construye un relato de enfrentamiento en clave nacionalista, entre la historieta argentina y la extranjera. Como si hubiese estado llevando a cabo una batalla cultural, en la que la historieta argentina perdió, víctima de los traidores y cipayos que encajan en las descripciones de editores, comercializadores, difusores, consumidores y productores marginados que no acompañaron la causa nacional. Va a reforzar la idea con sus respuestas en diversos reportajes posteriores, donde va a referirse a “nenitos criados mentalmente en el menemismo del cómic”. La idea de que exista algo como eso, supone primero que haya una continuidad lógica entre el menemismo en general y el cómic durante los noventa en particular. En segundo lugar, implica que el derrumbe de la industria, relacionado en gran parte a la política económica y cultural del menemismo, fue orquestado con la colaboración de los actores que describe en su tipología.
Pareciera estar convencido de que existe una correlación directa entre la ideología de la historieta que se produce en una época y la construcción del relato histórico hegemónico: “creo que todas las cosas son un zeitgeist de su tiempo. Yo soy un hijo de los setenta, que vivió su florecimiento en primavera alfonsinista y que tuvo que soportar la mierda y la grasada de los noventa. Volví a emerger con el kirchnerismo y su revaloración de la cultura”. E identifica al público que rechaza su producción, como perteneciente a la generación menemista de los noventa, lo que explica su incapacidad para la comprensión de su material: “cuando la gilada habla, sé que vienen de la cloaca menemista y no conocieron ese faro de libertad y respeto al autor que fue la Editorial de la Urraca”.
Cuando en “YOn: Retorno a Fierro” finalmente logra entrar a la fortaleza de Fierro junto a los otros dibujantes zombies, lo hacen al ser “reconocidos como amiguetes”, “no sin antes ser abucheados por la multitud, acusados de mediocres, acomodados y chupaculos”. Lo que sigue es una presencia idealizada de Sasturain, al ridículo. Es menos difícil reproducirla que describirla. Es evidentemente, un chiste; un recurso para descomprimir, siguiendo la broma del que lo acusó de chupamedias. Sin embargo, como chiste, tiene su componente de exageración y algo de sinceridad.
Hay cierto repertorio de estilos (esto implica una valoración del dibujo según parámetros de la ilustración clásica), temas y géneros que circularon históricamente asociados a las revistas de antología, que conforman una idea de modelo de lo que debe ser la historieta argentina. Al interior de ese modelo, se encuentra otra separación entre estilos (falazmente asociados en el sentido común al formato de la edición), según la tradición de las editoriales con que estaban asociados. Esta idea choca con los patrones estéticos y de estilísticos de la segunda época de Fierro, dominada en parte por los autores que emergieron del Subtemento Óxido, y en otra buena medida por los que se insertaron en el mercado mediante la factura de autogestión en los noventa.
Las críticas que hablan de un dibujo “malo”, “feo” o “amateur”, provienen generalmente de las miradas que adhieren a la idea tradicional de las revistas de antología. El lector de fanzines tipificado en “YOn: Retorno a Fierro” puede servir como ilustración del arquetipo que, según la apreciación de Quattordio, no le importa “que el arte sea feo y los guiones no se entiendan”, mientras mantengan la ilusión de libertad garantizada por la condición de independencia del mainstream. La mencionada impericia técnica puede incluso ser cuestionada, si se revisan trabajos anteriores del historietista.
Está claro que el dibujo no es lo más importante en su obra. Cuando dice “lo mío será una mierda, pero tiene mi olor”; además de escribir el manifiesto más honesto que el cómic autobiográfico independiente pueda pedir; está tomando una posición en la que deja en claro la valoración de una marca autoral, por sobre la cualidad estética de su producción. Sería extraño que el sector del público de Fierro que también consume a Iván Riskin, Powerpaola o “Informe”, pueda experimentar un rechazo pronunciado por el dibujo de Quattordio. Sus historietas son políticas, independientes, autobiográficas, realistas, representan a minorías. ¿Por qué no habría de encajar en el grupo de los autores que toman como referentes a los que publican en Fantagraphics o Pantheon?
En su discurso, Quattordio reproduce la dicotomía que plantea el enfrentamiento entre una historieta supuestamente madura y el modelo de Columba. Del otro lado de la vereda, Armando Fernández es otro autor, que al igual que Quattordio, viene protestando sobre el lugar que le da la crítica, desde hace rato. Iván de la Torre, en uno de los pocos libros que hay sobre la historia de la historieta argentina, describe en clave de denuncia la exclusión de los autores identificados con la Editorial Columba, del canon oficial. De la Torre recoge una teoría de cierta difusión, que plantea una operación orquestada principalmente por Carlos Trillo, Guillermo Saccomanno y Juan Sasturain, para separar a estos autores del bronce que merecen. Estemos de acuerdo o no, el discurso existe.
Habría que preguntarse hasta qué punto se puede culpar a los estudios pioneros de hace tantas décadas sobre la conformación del canon y la difusión de esta idea que reduce a todo lo publicado por Columba a una mercancía inferior. ¿Cuántos lectores habrán alcanzado ese libro y aquel puñado de artículos? Sería difícil imaginar que haya alcanzado con eso para cristalizar esa idea en el sentido común, cuando fueron publicados en una época en que las revistas de Columba mantenían tiradas masivas. Sería aún más complicado creer en la vigencia de ese canon en la actualidad.
Si Sasturain, a través de sus ensayos y estudios, es uno de los arquitectos del canon (y el único que sigue ocupándose de la historieta): ¿No debería construirlo también a través de su trabajo de edición? Con el lugar fundamental que ocupa Quattordio en Fierro, debería corresponderle un lugar en ese canon. Con la recepción que tuvo Zenitram (Sasturain/Quattordio), toda esta teoría se hace pesada de digerir.
Como sea, no importa lo que dice o a quién insulta, sino la forma en que lo dice. Es la mirada en formato de historieta, de un historietista convencido de que todo lo que forma parte de la historieta argentina, la arruina. Todo, menos Fierro. Después de la publicación, ya con Fierro en marcha, Quattordio hacía una nueva descripción de la escena: “la historieta argentina de hoy es una pre-adolescente que se está poniendo buena”. El eventual balance va a determinar si el proyecto de Fierro fue exitoso, si la historieta argentina pudo resistir las invasiones, ganar la batalla cultural y superar la pre-adolescencia.
Cuánto de profético y cuánto de humo hubo en “YOn: Retorno a Fierro”, se discutirá en el futuro cercano, con todos los debates que va a generar el inminente fin de ciclo. Lo que está claro es que, si se va a hacer un balance de Fierro, no se puede hacerlo sin poner a Quattordio en la balanza. Sin ser el principal atractivo de la revista, su presencia la define más que la de cualquier otro de sus colaboradores. La continuidad que propone la historieta entre la primera época y la segunda, no sucedió. La generación zombie de los ochenta terminó compartiendo el espacio con los fanzineros de los noventa y algunos nuevos dibujantes. En la mezcla, Quattordio fue uno de los ingredientes principales. Como Rorschach cuando sostiene el cartel en Watchmen, advirtiendo que “el fin está cerca”; esta historieta tiene el encanto y la extraña belleza del loco que grita que todos están siendo engañados. Nos invita al espectáculo de un artista desafiante, reacio a aceptar la posición en que lo ubica su público; y de un público que cuestiona el lugar que el artista ocupa en el mercado.
Mariano García Brangeri (Buenos Aires, 1990). Escribe sobre historieta porque es un artista frustrado. Colabora con Kamandi porque cree que si existe algo más prestigioso que una revista dirigida por un intelectual, debe ser una revista dirigida por dos intelectuales. Estudia y trabaja, pero las únicas cosas que le interesan son la música americana, Nintendo y las amazonas en bikini.
Muchachitos. como les gusta hablar sin saber.Antes de ponerse en periodistas,rasquen un poco la píntura.Y sobre todo,sean minimamente
ecuanimes.Su nota esta escrita desde la bronca y el repudio y el desprecio, por no mi nivel artistico , ni siquiera por mi capacidad de retratar y definir a
la dañina y estupida generacion de editores y pseudo periodistas de los 90’s, todos nenitos criados en el menemismo,y que conservan en su adn toda
la mierda que respiraron.son gente muy chota que se creen que tienen derecho a todo por berrinche y no por esfuerzo y talento.se creen los jueces de
la moral y lloran cuando se los define por lo que son:unas almas de caca seca.Son tan bobos que no solo practican el telefono roto y escuchan
cualquier cosa y la repiten ,sino que ademas ven lo que quieren ver.Y quieren definir a alguien por el argumento que mejor les parece.Son taan idiotas
que me comparan con Iorio y afirman que soy un fanatico de el.Que lastima.No soy de derecha,soy mas bien de izquierda.No soy de Iorio,soy de
Queensryche,banda a la que nombo 1000 veces y cuyo logo figura en todos mis comics.Queensryche es una banda que me formo y crio con la
filosofia de tener una posicion y con el aleta de que el futuro puede ser tomado por los idiotas y las almas pobres (como las vuestras) por la distorsion
de la verdad,por acomodar las piezas como les parezca.Luego me tratan de homofobico.El hecho de que sea un heterosexual orgulloso,no quita que
respete a los amigos y parientes homosexuales que tengo y al genero femenino.No me banco,al activista idiota y mala persona,o falto de talento que
por ser gay esta por arriba de los mortales.No.esa persona es un gay tonto,a diferencia de la inmensa mayoria de gays copados que no se escudan en
la victimizacion para queres ser alguien.Soy un mal tipo al mostrar mujeres tontas y malas ? las muestro en menos cantidad que a los hombes tontos y
malosPero vuestra generacion de mierda,pide hipocresia y correccion politica a los demas,cuando ustedes no la practican.Se escudan en atacar mi
nivel artistico para ser publicado en Fierro.Sucede que como son ignorantes de nacimiento,y por empecinamiento,quieren tapar que empece en Fierro
en 1985 y que Fierro siempre tuvo la politica de hacer lo que se le cante.Llega la segunda etapa,y se creen y sobe todo,pretenden,que Fierro le de
cabida al manga,al comic de supeheroes,o a la onda Skorpio,Columba,cuando nunca practico eso,Y quieren tomar por asalto,cual golpe de Estado
ilegitimo la imprenta y meter sus dibujos.Muchachos,hay lugar para todos los que quieran dejar entrar Sasturain y LautaroEs una empresa privada,no
un concurso de vacantes en la Facultad.Dependes de la voluntad de los editores para estar.Que culpa tengo yo de que no entren algunos? Parece que
como estoy yo,otro no esta.El Marinero Turco,Sposito,yo,Fayo y otros creo que tenemos un poquito de trayectoria y derecho a estar ya que estuvimos al principio,no ? La onda no es matar al tipo que no te publica.Muchas veces fui a Skorpio y Zanotto me rechazaba,pero a su vez me tiraba tips para mi laburo.Ya habiendo publicado en Fierro,el tipo me llama para preguntarme estoranes ya que estaba en Mardel.Lo atendi bien,me invito a comer y varias veces nos vimos y fuimos a tomar mates con el y su adorable esposa.Con el tipo que no me dejo entrar a Skorpio.Pasa que para eso,hay que tener un alma,una sensibilidad,ser buena gente,haber sido criado bien,cosa que dudo de ustedes ,y de muchisimos de su generacion que crecio en la cloaca.Me dan penita,porque son unos pequeños menem,patoteritos,caquitas.Se creen dueños de la verdad y distorsionan todo.Y se ceen que todos son igualitos a ustedes.Son tan solo un par de cientos de gritones que hacen ruido y se masturban con sus tontitas ideas y chismes baratos,son bobitos que tratan de publicar en FIERRO, pero si existieran Columba y Skorpio nos MEARIAN.Porque para de ser de FIERRO hay que tener otros parametros,no los que dictan ustedes de afuera,pequeños idiotas.Sigan insultando,distorsionando,pajeandose.Yo mientras sigo laburando para Fierro,para USA,en publicidad,para el diario La Capital,haciendo animacion.Porque segun ustedes,soy malisimo y me va re mal y no me sigue nadie.Y tambien,me re afectan sus palabras…..bu,bu,bu.me voy a comprar pañuelitos para llorarToda esta cartita no es tanto como para defender mi posicion ,sino mas bien para seguime cagando desde un pino en su opinion,y tambien,para algun lector,que cada vez son mas ,que se le cae la anteojera y deja de creerles.Chau,pajeritos !
Te aplaudo de pie viejo Quattordio, un crack.
Deja que la cuenten como quieran 🙂
“Son taan idiotas
que me comparan con Iorio y afirman que soy un fanatico de el.Que lastima.No soy de derecha,soy mas bien de izquierda.No soy de Iorio,soy de
Queensryche,banda a la que nombo 1000 veces y cuyo logo figura en todos mis comics.”
Deje de leer tu respuesta ahí nomás. Sos taaan pelotudo, que no entendiste un carajo lo que quiso decir. Nunca te comparó con Iorio, Quachotto. Simplemente dió el ejemplo del fan de Hermética que no escucha ninguna otra banda en la que no esté Iorio como analogía de la apertura mental que tiene tu grupo de gente que sostiene el discurso retrógrado sobre la forma “legítima” (según uds) de hacer historietas con el anticuado modelo Columba y otras ideas elitistas de mierda. Interpretas textos como dibujas historietas, como el culo.
Querido Juan Carlos: Amadeo ha resumido bastante bien nuestra posición, no creo poder sumar mucho más excepto dos cuestiones: 1) Mariano (a quien deberías (re)leer mejor, después de todo se tomó un gran laburo escribiendo y pensando sobre tu trabajo y aunque no concuerdes o te disguste, al menos debería respetarse tu esfuerzo como se respeta el tuyo), usa una cita donde decís que peor que el bardeo es el ninguneo (vos usás la palabra “desaparecer” pero me parece demasiado teniendo en cuenta lo que esa palabra significa en la historia de este país). Justamente, tomarnos este trabajo poniendo en debate tu obra hace que existas, y uno de los puntos de Mariano es que tu obra podrá ser vilipendiada pero no dejás de formar parte del medio y de su historia. Entonces, cualquier discusión sobre tu trabajo debe partir del punto que vos formás parte de ese mundo, y no si se te permite la entrada o no. Otra cosa es que existas – como existimos todos – en una visión ajena que no es la que vos preferirías. Pero ése es en parte el precio a pagar por ser una persona pública cuya producción circula en medios sociales y por lo tanto escapa de tus manos y pasa a adquirir interpretaciones y valoraciones que no siempre son las tuyas ni las que quisieras que tu obra tuviera.
2) Yo sé cómo es tu estilo, así como sé cuál es el de Renzo. Dejemos algo en claro: Amadeo y yo somos los editores, y si bien cada quien que escribe debe hacerse cargo de sus palabras, nosotros en Kamandi nos hacemos cargo de las de todos, estemos más o menos de acuerdo con lo que se diga. Dicho esto: tenemos toda la intención de darte tu derecho a réplica, y lo tendrás garantizado mientras respondas con respeto y sin despreciar ni humillar. Es fácil esa salida, de hecho si nosotros hubiéramos querido hacer muchas de esas cosas de las que nos acusás, nos hubiera bastado con hacernos trolls de redes sociales y no editores de una revista por la cual laburamos sin ver un mango, sino por el puro placer de hacerla y por cierto compromiso que tenemos con esto que nos gusta tanto. Todos los involucrados tenemos nuestros recorridos, y aunque no sean los tuyos ni los que vos preferís, al menos podrías mostrar cierto respeto a la hora de responder evitando parrafadas de insultos que no tienen nada que ver con lo que nosotros estamos planteando acá.
Aclarado esto, esperamos seguir debatiendo como corresponde, ya que todos somos grandes y excepto Mariano, ninguno nació en los 90s (y vale decirlo, el menemismo fue construido por gente que nació incluso antes que uno). Nosotros fuimos en parte producto de esa década, y sin embargo estamos lejos del menemismo y el neoliberalismo, por lo que ya ves: no todo es tan malo solo porque no piense como vos.
Saludos.
Hola Quattordio,
No sé cuánto de tu descargo está dirigido a mí crítica, pero como hablás en plural, voy a responderte.
Mi nota no está escrita sobre “el repudio y el desprecio” de tu obra, sino más bien, es un intento de rescatarla.
Me parece raro que lo veas así, porque lo que hice fue defenderte desde la ponderación de tu condición de autor por sobre cuestiones superficiales que suelen criticarte.
La comparación con Iorio, quizás el único punto que comparte mi artículo con el de Podestá, no creo que sea casual. Yo no había leído su artículo y ambos llegamos a eso, de alguna forma. En mi caso, la valoración del personaje y lo que representa, es positiva. Destaco al metal como forma. Creo que es una clave interpretativa. Y que no se puede disociar tu obra de tu persona, porque tu obra es esencialmente personal. Hasta en el mensaje que te estoy respondiendo creo que hay mucho metal.
Discrepo con tu relato sobre la escena en los noventa, pero lo rescato porque me parece que es interesante que lo hayas articulado en una historieta; hay mucha poesía ahí. No soy menemista, nunca lo fui. Y creo que la filiación política la compartimos.
Traté de hacer una interpretación respetuosa y fundada de una obra tuya. Al hacerlo, hablé justamente de la continuidad entre las dos épocas de Fierro, y la importancia de tu firma en ambas. No desconozco para nada tu trayectoria.
En todo caso, si creés que leí mal tu interpretación de la historieta en los noventa y la posición de Fierro en el campo, así como la influencia del metal en tus historietas, estás invitado a explicarte. Son cosas de las que nos importa hablar.
Saludos.
Buuuuuuuuuuuuueeeenooooo. Que manera de gastar wi-fi al pedo par de pseudointelectuales.
Quattordio está laburando en historieta desde antes que ustedes entraran al mágico mundo de la paja y es capaz de sacar una narrativa entretenida con un estilo propio, y eso es todo lo que hace falta, el resto es blablá.
¿Y que carajo son estos análisis bodriosos de algo que debería ser simplemente un entretenimiento?. ¿Que mierda le pasa a esta generación? ¿Para que gastar pixeles en hacer crítica de un género que lo que precisa es movimiento?
Encima de esa forma altanera y odiosa, cómo si tuvieran la clave para la liberación del comic y anda a saber si pisaron una imprenta cooperativa en la puta vida.
Bueno, en fin, mi voto es Quattordio si, mini Menems no.
Estimado Mariano: La acusación de pseudointelectualidad en este caso no creo que corresponda, dado que todos tenemos nuestro recorrido y no somos críticos trasnochados, sino que venimos pensando, escribiendo e investigando desde hace ya un tiempo. Otra cosa es que a Ud. le moleste cierto nivel de reflexión y lleve su mano a la pistola cuando escucha la palabra “análisis”.
En cuanto a su pregunta sobre qué le pasa a ésta generación, tal vez debiera aclarar a qué generación se refiere, dado que todos somos nacidos en diferentes momentos de la historia. Como fuere, no creo poder responder a su pregunta sin al menos pensarlo seriamente, y después de todo a todas las generaciones les pasa algo. Pasar por la vida sin que a uno le pase nada es algo triste, creo yo.
Sobre lo de pisar una cooperativa, de hecho sí, lo he hecho junto con varias cosas más, incluso hasta el día de hoy. De todas formas no entiendo muy bien cómo se relaciona eso con esto, y cómo podría convertirse en garantía de nada. La vida y la política, después de todo, está llena de buena gente que ha pisado el barro y aún así termina traicionando a sus antiguos camaradas…
“¿Y que carajo son estos análisis bodriosos de algo que debería ser simplemente un entretenimiento?”
Es solo pop, pop para divertirse.
Un gran abrazo.
Aprendé a redactar y poner bien los puntos aparte, fiera
La falta de críticas bien fundamentadas y argumentadas al trabajo de JCQ es una consecuencia directa de la falta de críticas a la Fierro en general. Desafío a los dos máximos responsables de este hermoso sitio a que compilen las críticas a la Fierro, firmadas con nombre y apellido, que se hayan publicado en algún medio en estos doce años. Yo solo puedo encontrar dos, la que hice yo mismo en el 2007 (incluyendo a los trabajos de JCQ de aquel momento) y una de Fede Velazco en Comiqueando (año 2014): http://www.comiqueando.com.ar/columnas/por-que-no-me-gusta/la-revista-fierro/
Capaz que hay otras que yo no logré descubrir por pura torpeza, o porque Google ya las ha olvidado. Y mi pregunta es, ahora que aparecen varios nuevos críticos de la Fierro: ¿Dónde estuvieron durante estos doce años? ¿No tenían nada para decir? Critcar en pasillos, reuniones o en charlitas de eventos semi públicas es fácil, seguro, lo hacemos todos todo el tiempo. Pero las que se escuchan de verdad son las que exponen argumentos, y ponen la carita y la firma. Celebro la incorporación de todas las nuevas plumas posibles, nunca es demasiado tarde. Pero defendamos estos espacios, a la crítica de pasillo se la lleva el viento.
Los quiero a todos.
D.A
Hola, Diego! Asumiendo que yo debo ser un “nuevo crítico de Fierro” (como si no supieras que la critiqué desde el día 1), la respuesta a tu pregunta acerca de qué anduve haciendo en estos últimos 12 años se cae de maduro… ¿Qué anduve haciendo? Trabajando.
Saludos! R.
Querido Diego:
Voy a serte sincero: no entendí bien qué quisiste decir, o más precisamente lo que escribiste. No veo claramente cuál sería tu punto ¿Es una crítica hacia nosotros por cierta pereza a la hora de buscar otras fuentes?
Por otra parte, no me queda claro qué sería exactamente “defender estos espacios” ¿Defenderlos de qué o de quiénes? Si uno mira el manifiesto con el que empezamos, y que está fijado, verás que la idea no es ser defensivo y mucho menos estar a la defensiva, sino ser ofensivo en el mejor de los sentidos: pasar a la acción, al ataque, correr riesgos. No se trata de ofender a nadie, asumiendo a su vez que inevitablemente alguien será ofendido. Pero ése es el problema: indignarse es fácil, pensar y tener en cuenta otras perspectivas con la que no concordamos es más difícil y aún más raro de encontrar en estos tiempos. En el transcurso de nuestra búsqueda podremos ser despiadados pero nunca injustos.
Abrazo.
Mi inquietud no era retórica, era literal. Me gustaría un artículo acá en Kamandi que encuentre y evalúe las críticas a la revista Fierro en sus doce años de existencia. Yo busqué y me deprime encontrar la mía y una más. Y listo. Tampoco era un desafío abierto a Renzo (y menos aun a Mariano, gran púgil del ascenso cuya existencia desconocía), aunque lo pareciera. Simplemente me indigna un poco que durante doce años no existiera Kamandi. El espacio a defender es este, el que armaron uds. Entiendo que no quieran ser defensivos, pero no les va a quedar otra. Viene dado al ser ofensivos, el contrataque es inmediato. Perdón, por ahí hago mal en encuadrar el tema Quattordio dentro del macro tema Fierro, pero yo lo veo muy conectado. Eso solo. Abrazo. D.
Hola Diego, entiendo lo que decís. No sé si nos interesa mucho eso (al menos personalmente no tanto), pero si vos pensás que vale la pena adelante, hacelo y contá con este espacio para publicarlo.
Abrazo.
Qué tal Diego: si te interesa o si te sirve, aporto también las reseñas de Fierro que hizo Mariano Abrach dentro de su sección “HIstorietas desde Latinoamérica” para el sitio Zona negativa.
http://www.zonanegativa.com/tag/revista-fierro/
Saludos!
Gracias Renzo! Ahí estuve leyendo, están muy bien. Mi comentario sonó muy a pasaje de cuentas, cuando no era mi intención. Me dejé llevar por el tono general. Era más un sincero lamento de que no hubiera habido más críticas a la Fierro en todo este tiempo, eso es todo. Ya se me pasó. Y Turnes tiene razón, ya está, no da para mucho más el tema. Al menos, por ahora. Nos vemos en otro post!
Abrazos.
Hola Diego y compañeros de Kamandi: aquí les dejo un link a un artículo de mi autoría del año 2009, que se republicó en el sitio español Tebeosfera, sobre la segunda época de Fierro: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_segunda_epoca_de_la_revista_fierro._notas_para_un_analisis_.html. Y hay más producción aún, en el equipo de investigación con sede en Córdoba: https://historietasargentinas.wordpress.com/. Saludos cordiales
Hola Diego, cómo estás?
No entendí si me estás hablando a mí o a alguien más.
El primer párrafo parece refutar el comienzo de mi nota, pero el segundo creo que le habla a alguien más.
Saludos!
Hola Mariano. Me gustó mucho tu artículo. Solo pongo en duda la existencia de un corpus significativo de “artículos de la crítica especializada” dedicados a la Fierro de la segunda época. Más que nada porque solo encuentro unos pocos, dos o tres casos en doce años. Por eso me parece extraño hablar del discurso sobre Quattordio cuando en su gran mayoría se construye erráticamente entre pasillos de eventos, comentarios de facebook, antiguos blogs, talleres de historieta y pizzerías. La segunda parte es un lamento ucrónico de que este sitio no existiera antes. Hubiera venido bien. Saludos. D.
http://www.centralmutante.com/2015/03/cien-numeros-de-fierro/
En su pagina de facebook ustedes afirman que: Intentaremos hacerlo mejor, pensar más profundamente y, también, no tomárselo tan en serio a la vez que pensamos que los cuadritos son lo más importante del mundo. Somos académicos pero no queremos escribir académicamente, somos apasionados pero no queremos ser fanboys.
Esto que hicieron hoy es de Fanboys, si Quattordio dibuja mal, mediocre o excelente es una cosa; si te aburre lo que guioniza es otra. Ahora si sos un artista del lápiz que publica por muchos medios y resulta que la Fierro no te dio cabida y escribís esto, sos un fanboy. Y un pura mala leche. Es una lastima que en un medio tan chico siga existiendo tantos rencores. Esta sección no debería existir, desde la mala leche del nombre hasta la intención de humillar publica mente a alguien es heredero directo de la época de la Comiqueando en los 90. Una lastima, porque me habían gustado mucho las otras notas.
Estimado Andrew:
Primero aclaremos algo: sí, somos algo fanboys y no nos arrepentimos de serlo. Segundo, además de fanboys somos varias cosas más, entre ellas tipos comprometidos con los que nos gusta. Un fanboy como en el que Ud. piensa no se molestaría por crear un proyecto como éste dado que le bastaría un blog cualquiera o ni siquiera eso: cualquier red social sirve a esos efectos, dado que florecen y se marchitan comunidades enteras de fanboys/girls lo cual no me parece mal, pero no necesariamente está pensado para servir a unos objetivos como los de Kamandi.
Nosotros no escribimos desde el rencor, y mucho menos con la idea de humillar a alguien. Si realmente nos tomáramos todo este trabajo (que incluye gastar tiempo y dinero en mantener el sitio) para hacer semejantes cosas, seríamos más miserables de lo que realmente somos.
Y después de todo, siempre puede evitar Ud. esta sección y aquellas otras que pudieran eventualmente ser de su desagrado. La idea es poder disfrutar y no amargarse. Mientras tanto, como en toda cuestión coral, lo que queda es un aprendizaje que implica saber qué cosas encuentra uno que le agradan y cuáles no, y cómo evitarlas.
Saludos, y esperamos seguir contando con su lectura.
Este tipo de notas, donde se discute la personalidad y lo que dice un autor en su Facebook antes que un trabajo de crítica sobre su obra son otro síntoma de la crisis creativa de la historieta y, por qué no, de la pauperización del trabajo periodístico. No es exclusivo de esta página, desde luego. Vuelvo a citar este párrafo revelador:
“Por supuesto, Facebook no decide lo que lees, al menos no en el sentido tradicional de tomar decisiones, y no dicta lo que los medios producen. Pero cuando una plataforma se vuelve la fuente dominante para acceder a la información, los medios con frecuencia ajustarán su trabajo a las demandas de ese nuevo medio.”
(párrafo quitado de aquí: https://www.ahorasemanal.es/como-la-tecnologia-altera-la-verdad
Me pregunto: ¿Una nota como esta (que consiste básicamente en convocar a gente más que dispuesta a hablar mal de la personalidad de un colega) se hace porque los editores sienten que hablar de contenido es aburrido?
Estimado Esteban:
Veo que hay una confusión: no nos interesa el perfil psicológico de nadie, lo que se plantean son otras preguntas y lo encaramos de la mejor manera posible. A veces eso es suficiente y a veces no.
Por otro lado, ninguno es estrictamente periodista ni intenta serlo desde aquí. La tarea crítica, que el periodismo ha perdido y mucho, es lo que nos interesa rescatar, mejorar e instalar aunque sea en un mínimo islote dentro de esta marejada. Justamente, parte del desafío es animarse a encarar cuestiones como éstas (entiéndase, una obra que no es de nuestra preferencia y un autor cuyas posiciones no compartimos) dedicándole un espacio reflexivo que de por sí ya supera ampliamente la mera chicana o las intenciones de humillar a alguien. De hecho, te invito a releer atentamente lo escrito y lo planteado de entrada, y que además veas el resto del contenido de Kamandi acumulado en estos últimos dos meses y nos digas honestamente si es posible hablar de falta de contenido y de desinterés por las cosas mejores y más profundas.
Espero que entiendas nuestra posición, y extiendo la invitación a que participes cuando quieras, del modo en que te parezca más placentero.
Saludos.
Hola Podeti,
Llegué tarde y creo que no hay mucho más que pueda decir para explicarme que lo que dijeron Amadeo y Pablo, o lo que yo mismo le respondí a Quattordio.
De todos modos, no quiero dejar sin responder tu comentario.
La articulación que hice entre la obra del autor y la relación conflictiva de su persona con su público, me remite a un personaje tuyo: Gunnar Erikson.
Gracias por leer y comentar.
Saludos!
Hola, bueno, que lindo quilombo que se armó.
Vamos por partes:
JCQ: en ningún momento nos creemos dueños de la verdad. No ostentamos una posición de poder. Somos simplemente un blog-revista que tiene ganas de pensar la historieta. Nuestra posición es periférica y marginal, como toda la de la buena crítica. El interés en tu figura y tu obra sí procede de un lugar, si lo querés, negativo: no, no nos gusta mucho. Pero por eso justamente, y por el lugar que ocupa dentro del panorama artístico y editorial argentino, nos parece que vale la pena escribir sobre ella y sobre vos. Es un desafío porque en algún lugar nos fascina. Ahí hay como 6000 palabras que intentan analizarte más allá de la puteada solitaria. No nos interesa publicar en la Fierro ni quitarte laburo. No nos mueve el resentimiento. Somos críticos, no historietistas. Pero como críticos nos parece que vale la pena presentar, de vez en cuando, visiones que generen urticaria. Por otro lado, hace apenas dos semanas hemos publicado un texto de Diego Agrimbau donde se defiende la existencia, el lugar y la importancia de la Fierro en los últimos 10 años. Y además, el texto de Mariano incluso indica que la crítica superficial y abiertamente hostil a tu estilo de dibujo puede ser refutada fácilmente viendo otros trabajos tuyos. Sabemos que es chocante ser objeto de críticas (en el sentido amplio de la palabra crítica: análisis, estar bajo la lupa, no solamente agresividad) pero creemos que hemos sido ecuánimes y disruptivos. Un saludo!
Martín: pertenecemos a esa porción de perdedores que piensa que vale la pena (y es de lo más divertido!) gastar innumerables caracteres hablando y escribiendo de historieta. Si nos interesa analizar a Q. es porque justamente lo que hace nos parece mucho más que simplemente un entretenimiento. Siempre existe la opción de no leernos!
Diego: por supuesto, coincido con vos, la existencia de esta plataforma tiene que ver, justamente, con que existan críticas a este tipo de artistas y publicaciones que estaban faltando. Por otro lado, y como vos sabés, la inspiración de esta nota fue el post que le dedicaste a Quattordio allá lejos y hace tiempo, que me sigue pareciendo un gran texto. Sin embargo, hay cosas que no me quedan claras de tu comentario: cuando te referís a los nuevos críticos de la Fierro estás hablando de mi, de Pablo, de los autores de las columnas? Quizás no surgieron antes porque (al menos en mi caso) no tenía una plataforma especializada desde donde emitir estas opiniones, o el tiempo, o el interés. Yo, particularmente, no he sido un gran lector de los números individuales de Fierro pero si de las obras que produjo y por ello le estoy agradecido. Pero eso no quiere decir que otras cosas de la misma no me dejen frío o me desagraden. Ahora tenemos este espacio y por eso nos interesa poner sobre el tapete cosas que, como vos bien mencionás, a menudo se hablan desde atrás y con bastante más mala saña que la que se ha desplegado acá. Por otro lado, cuando mencionás de “cuidar los espacios” te referís a Kamandi o a la Fierro? Un abrazo!
Andrew: entendemos que el nombre de la sección y el enmarcamiento de la misma incitan a cierto bardo. Lo asumimos y lo aceptamos, pero tampoco estamos tan seguros de que ser una “bestia negra” sea algo necesariamente malo. En el futuro esperamos que esta sección también se convierta en un lugar desde donde defender lo que se asume como malo por una mayoría del mundo. De hecho el artículo de Mariano le dedica una larga lectura a lo que Quattordio hace y descarta varias de las críticas comunes a su “mal dibujo” o “guión”. Repito: no queremos publicar en la Fierro ni nos mueve el resentimiento. Estoy seguro que Renzo (que es el único de acá que es artista) tampoco quiere hacerlo. Los artículos buscan preguntarse que significa Quattordio para la Fierro, para la historieta argentina y para el canon que se supo construir de lo que es aceptable o no en la historieta argentina. Una pena que te hayamos decepcionado, pero siempre podés saltarte esta sección. Un saludo!
Podeti: Nunca imaginé que iba a terminar envuelto en una discusión de internet con uno de mis ídolos! Vamos por partes. Creo que hay una excesivo foco en la anécdota que abre el artículo de Renzo. Pero el estilo de Renzo es ese: tirabombas incorrecto. Lo sabíamos cuando lo convocamos. Pero le planteamos que vaya más profundo que sus estados de FB por los cuales, también, muchos lo están juzgando de forma exclusiva. Que encuentre alguna clave de lectura más grande. Me parece que el punto que él quiere hacer es otro y tiene que ver con la osificación de cierto sentido común histórico alrededor de la historieta argentina y como Quattordio de alguna manera lo representa y levanta sus banderas. ¿Coincido yo con Renzo? Si con la idea de cierto sentido común histórico que a menudo ha sido negativo para el desarrollo del medio, menos quizás con la idea de que Quattordio sea solo eso. Su obra es bastante más inclasificable. Por otro lado, el artículo de Mariano se mete de lleno con el contenido de su obra (en ningún momento, de hecho, realiza una valoración sobre la personalidad de Quattordio y las citas a sus entrevistas son utilizadas, más bien, para reconstruir una cierta filosofía artística personal de Q.), hace un análisis complejo y, a mi parecer, excelente, de una historieta suya, lo relaciona con la historia del comic argentino (y con las historizaciones posteriores), defiende su dibujo y también su condición de artista rebelde frente a los juicios que se hacen de él. Y finalmente encuentra algo fundamental: que la obra de Quattordio está por completo impregnada de su personalidad y de su valoración del comic argentino. Me parece que, en conjunto, las notas son mucho más que juntarse a hablar mal del caracter de un colega tomando de forma exclusiva sus declaraciones en FB como fuente. Pero bueno, podemos estar en desacuerdo. Un abrazo!
Por último, les agradecería a todos los comentaristas que intenten evitar la puteada gratuita. Seamos un poco mejores para no estar de acuerdo.
Ah, Martín, con respecto al comentario de que nunca pisamos una imprenta autogestiva (gran metonimia del tropo del intelectual sin calle): creo que no, che, pero si participé de una editorial independiente en Tucumán, tuve un blog sostenido con nuestro puro laburo durante 10 años y ahora mantengo esto sin otra remuneración que el entusiasmo. Y, por otro lado, esto no se trata de sacar chapa a ver quién es más indie. Salut!
Ja, ya sabía yo que me había quedado flotando un tema: ¡la imprenta cooperativa! No soy de andar agitando credenciales por lo que hice acá y allá porque considero que nunca aporta a un debate el tener que estar midiéndose currículums, pero debo decir que me causó gracia el hecho de que si no pisaste una imprenta no tenés derecho a decir nada. Pero bueno, ahi va un dato: antes que Llantodemudo se “profesionalizara” (es decir, antes del 2009/2010) nosotros imprimíamos y armábamos nuestros propios libros. De hecho desde esa imprenta salió todo el material de Llanto desde 1995 (aunque yo empecé a trabajar en Llanto a partir del 2004, primero a distancia y luego ya más in situ en Córdoba), material que nosotros mismos cortábamos, pegábamos y encuadernábamos. Y luego vendíamos en la propia librería.
Y bueno, eso. Como dije, es un dato muy menor, pero supongo que conocer el olor a tonner me habilita a… a bueno, no sé a qué, ¿a hacer comics que sean un “simple entretenimiento”? Y bueno, allá vamos entonces!
Me encantó el análisis de Mariano García Brangeri. Quisiera responder —desde mi lugar como lector— a este fragmento puntual:
“Sería extraño que el sector del público de Fierro que también consume a Iván Riskin, PowerPaola o «Informe», pueda experimentar un rechazo pronunciado por el dibujo de Quattordio. Sus historietas son políticas, independientes, autobiográficas, realistas, representan a minorías.”
A mí puntualmente me gustan las cosas artesanales. Los amateurs todavía no sistematizaron su trabajo, hacen cosas fieras pero me divierten. No están presionados por parir páginas por docenas. Luego de hacer cantidad, las cosas se vuelven ausentes, maquinales, en piloto automático (cuando se las quiere uno sacar de encima). Aparece “el oficio”, entendido como generar la mayor cantidad de páginas con el menor esfuerzo posible. Puede que se justifique si el guión lo amerita —puede que no—. El cuento de Zenitram que escribió Sasturain no tiene tantos personajes como su versión en viñetas (puede que ésta sea una suerte de “El aleph aumentado”, ja ja). Yo qué sé, como lector, me parece que tanto Quattordio como Calvi dibujan a media máquina en las últimas cosas que llegué a hojear de la Fierro. También me gusta más lo que hacía Podeti en la vieja Fierro que lo de La embarazada mala, pero Podeti es un tipo inteligentísimo que además nunca resignó su caligrafía por el frío letreado de la compu. No se olvidó de lo artesanal. Además, sea por tener a Parés en el dibujo (Chumbo, Cinco locos del plumín) o por El Cartoonero, se basta de sobras para dibujar menos y rendir siempre.
Zenitram (la historieta) quedó muy expuesta a la crítica —en mi opinión— por ser un formato foráneo (los super héroes) completamente enemistado con la estética en la que JCQ ha demostrado —al menos a mi juicio— un mejor rendimiento. Yo miro una página de Zenitram y miro esta otra:
https://3.bp.blogspot.com/-a_15wyHuxKQ/V-mDvkd6WpI/AAAAAAAALdc/OWRaut07-8g2pXGEiesN4FWoMM3VUXQLwCLcB/s1600/Quatts%2B-%2BLos%2BRecalientes%2B1.jpg
Y pienso que JCQ es un fanzinero más. Puede que mi opinión esté alumbrada por el menemismo más abyecto, pero lo noto más honesto ahí. No está mal aspirar a más, pero creo que Zenitram (la historieta) aspiró mucho, pero bueno, no le odiemos por eso. Esta sí que es Argentina.
Muchas gracias Diego. Un abrazo!
Creo que se equivocaron en la dirección de Kamandi de poner las dos notas juntas. Mientras que la de Mariano, si bien crítica, está fundamentada y el historietista en cuestión está respetado, la de Renzo no es más que un largo estado de Facebook de pibe berrinchudo atacando lo que no le gusta.
En casi todo momento parece olvidar que la nota no trata sobre él y no para de escribir sobre sí mismo: “No conocía las cosas de Quattordio”, “me crié en un pueblo donde a duras penas llegaban…”, “Muchas de las cosas del under porteño siempre tendieron a importarme más bien poco y muchas otras las descubrí ya de grande”, ““llegué virgen””, “Los dibujos no me interesaban y las cosas que contaba menos. “lo que yo llamo “La Univocidad Industria”… Y dejé muchísimas, para no aburrir.
Al margen, el contenido está más cerca de los chisme de comadre y cuentos de mercado de que un análisis mínimamente serio de la obra de Quattordio: “el tipo comenzó con un discurso de respuesta 100% agresivo que fue derivándose a lo estrictamente homofóbico. Ahí conocí de primera mano apenas una punta de su personalidad”. Y más, demasiadas más…
Me parece que la dirección de la página debería tener un mínimo criterio de editores para ver si lo que les llega tiene un nivel básico o es publicable. O como no, encargar correcciones.
Aclaro, porque parece necesario para no suponerlo a uno afiliado a uno u otro bando, que no soy amigo de Quattordio, ni conocido, ni me gustan sus últimas obras (rescato sus trabajos con Pose en la antigua Fierro y Los recalientes, en la Sex Humor). Es más, no soy consumidor ni me agrada demasiado esta última etapa de la Fierro.
Curiosamente la dirección de Kamandi parece haber encargado un texto a Renzo con la política de los programas de chimentos de la televisión vernácula: “el estilo de Renzo es ese: tirabombas incorrecto. Lo sabíamos cuando lo convocamos”. Lo que parece más una declaración de intenciones de crear revuelo que pretender un análisis mínimamente serio de la obra de un historietista.
Una pena que no hayan tenido un mínimo criterio editorial para cuidar el buen texto de Mariano.
Querido Brian:
Entiendo su observación, y me parece un buen punto. Ahora, su error está en suponer que no hubo criterio editorial cuando sí lo hubo. Ambos textos fueron editados y corregidos, lo cual significa perfilar lo escrito hacia la dirección que nos interesa, que es un debate específico respecto a ciertas cuestiones. Ambos autores fueron invitados a participar en base a una serie de interrogantes que nosotros como editores planteamos, y cada uno le dio una dirección y un estilo particular. Ése era, de hecho, el objetivo: no solo una mirada crítica sobre un autor y su obra, sino también un contrapunto entre los participantes del debate sobre el mismo objeto de reflexión.
No hay que ser amigo ni enemigo de nadie, como tampoco concordar 100% con lo que se escribe para darle lugar. De eso se trata: de bancarse debatir que es algo difícil, porque implica darle lugar al otro asumiendo el riesgo que lo que ese otro tiene para decir no nos guste. Ud. dice que le interesa más un texto que el otro, pues perfecto ¿Quién dijo que tenían que gustarle los dos? Podría incluso estar en desacuerdo con ambos, pero de ahí a desaprobar su existencia hay un largo trecho con el que no concordamos.
Saludos, y gracias por participar.
Entonces estaría bueno que compartan con el público cuál era la dirección que les interesaba y cuáles eran los interrogantes planteados, así uno sabe de antemano si le interesa o no abocarse a la lectura
Y al margen, insisto que si la figura de reflexión es un historietista puntual, en lo personal, y creo que hablo por la mayoría, no me interesan notas autobiográficas del reseñador. Ni de la vida personal del artista analizado. Sino, de nuevo, son chismes de comadre y poca reflexión válida.
Al margen,me gustaría saber si le mostraron a Mariano el texto que iba a anteceder al suyo y que indudablemente iba a crear polémica.
Estimado Brian:
La introducción a la nota es similar a lo planteado a los autores, y por lo demás, diría que nuestra dirección general empieza en nuestro manifiesto que está disponible de forma permanente, así como en las diferentes secciones y los participantes que han contribuido en estos tres meses.
Por lo otro, ninguno de los autores leyó el texto del otro con anticipación, sino cuando fueron publicados como el resto de los lectores.
En cuanto a hablar por la mayoría, ése podrá ser su dudoso privilegio, no el nuestro. Nosotros hablamos por nosotros, y defendemos todo lo escrito en este sitio.
Saludos.
Brian, te copio los lineamientos, muy abiertos, que le dimos a ambos:
“Quattordio como último representante de la historieta nacional y popular, su papel en la Fierro, sus críticos, el rol autoasumido como autor y pionero, etc.
Algunas preguntas posibles son: si es verdad que Quattordio es el “último gran representante” de la historieta nacional ¿significa eso la decadencia de una variante que supo ser hegemónica? ¿Qué lugar ocupa ese registro narrativo en un momento de cambios y exploraciones muy variadas y radicalmente distintas? Que las páginas asignadas a Quattordio ocupen buena parte de la revista Fierro ¿habla mal de la revista o bien de él, o ni bien ni mal de ninguno?”
Y creo que el texto de Renzo responde, con su particular estilo, a muchas de estas preguntas. Por supuesto que habla desde su punto de vista y su experiencia, única e instransferible, y que ese estilo nos pareció que tenía lugar en la revista, como tantos otros que también pasean por sus páginas. Saludo!
Querido Brian, con todo el respeto que usted me merece, debo decirle que tiene bastante razón. Así es, no dejo de hablar desde mi postura. Raro sería que hablara desde la postura del vecino, que por más que lo conozca o no jamás podré suplantar. Él es él y yo soy yo, qué le vamos a hacer. Por más que haga un tremendo esfuerzo empático nunca me voy a alejar de la mera especulación. Pero observe un detalle: los editores de este sitio me han solicitado a mí un texto y no a mi vecino. Ese texto, por otro lado, fue charlado, editado y corregido. No fue nada producto de la improvisación. No sé si viene al caso subrayar eso, pero de todos modos descuide que no se trató de un rant hecho entre gallos y medianoche.
Sí, por supuesto, podría haber elegido “despersonalizar”, si usted prefiere este término, lo que redacté. Y hubiese sido una gran opción, ahora que lo pienso. Es más, tomo debida nota de esta sugerencia para futuras intervenciones de mi parte. Pero bueno, salió así, qué le vamos a hacer. Qué más quisiera yo poder escribir para agradarle, ¿no? Y bueno, esta vez no pudo ser. Ergo, siéntase completamente libre por preferir el texto de Mariano (de hecho ¡yo mismo prefiero el texto de Mariano!), pero sepa comprender que no es ningún berrinche lo que he escrito ya que si usted se fija, estoy seguro que va a notar que hablo más bien poco de Quattordio, ya que mi preferencia era utilizar este espacio para denotar otras cuestiones por fuera de lo estrictamente personal.
Cualquiera que tenga un mínimo de compresión de textos sabrá advertir que para mí Quattordio es un móvil, no el fin en sí mismo. Quattordio, siendo estrictamente sinceros, me chupa un huevo.
Perdón el exabrupto y gracias por el consejo.
Esta bien, Renzo. No me interesa pelearme con nadie. Pero en la nota siento un nivel de agresión personal muy grande hacia el analizado. No se si esta bueno. Creo que se podría haber escrito desde un nivel más despersonalizado plateando más o menos lo mismo. Que el lector pudiera entender la crítica desde lugares más “teóricos”, ponele y no desde lo que parece un lugar personal de bronca.
Igual ahora entiendo que la redacción quería eso, ese lugar más visceral. A mi no me copa, pero está bien, es lo que es.
Saludos, Renzo.
Y saludos tambien, Pablo.
Puede ser que la personalidad de Quattordio tenga mucho que ver con su obra, como le pasa a cualquiera que dibuja, pero solo puedo decir que sin conocerlo en absoluto, allá por el 2007 cuando me llené de mariposas el estómago viendo que Fierro había “revivido”, compré hasta 2 números y sufrí la peor desilución historietística de mi vida al ver el contenido general de la revista. No lo conocía a Quattordio, solamente lo llegué a recordar porque era LA PEOR DE TODAS LAS HISTORIETAS, SIEMPRE, Y UNOS DIBUJOS TAN PERO TAN MALOS QUE ME HACÍAN LLORAR SANGRE. Las historietas de él eran por obviedad absoluta alguna suerte de pasquin autoreferencial (lo autoreferencial puede ser bueno o no) pero el dibujo y el guión eran HORROROSOS!!! Me importa un carajo quién es en la vida real, su producto no me gustó para nada. Tan compleja es la cuestión?? Me embola que haya que darle tanta cabida intelectual al análisis de esta generación. Perdonen si hay ofensas, pero yo veo el panorama nacional sintéticamente como que: en los 90 se fundió todo, los viejos buenos no pudieron trabajar más, se deprimieron o empezaron a dibujar para afuera, y hasta donde yo conozco NUNCA se preocuparon por dejar un legado a los pobres diablos que teníamos el afrecho de querer hacer algún dibujo decentemente. Como consecuencia, nuestro cómic nacional se underizó sacando buenos y malos productos, pero reconozcámoslo, la mayoría de los dibujantes argentinos apestan en el dibujo, somos una generación de huérfanos que tiene que bancarse la creatividad de cero porque en argentina NO SE PUEDE VIVIR DEL DIBUJO como alguna vez se pudo, o los que pueden no llegan a 50 tipos. Para el resto, el camino es “ABRE TU MENTE Y SE FELIZ, CREA ALGO QUE TE LLENE MIENTRAS TRABAJAS DE OTRA COSA”.
* debo aclarar que me refería a una gran parte de los nuevos dibujantes argentinos, con productos desde el año 2000 a esta parte. El dibujo es la parte más floja que veo en muchos productos, habiendo guiones de todo calibre.
Pablo, no es muy claro a qué te referís con “la nueva generación de dibujantes” pero me vienen a la mente (por hablar de la gente que no tuvo oportunidad de estar en la vieja Fierro u otras publicaciones de la Urraca) Souto, Scalerandi, Pablo Túnica, Sáenz Valiente, Muriel Bellini, Riskin, Nico Brondo, Manuel Loza, El Bruno, Cirianni, Lucas Nine, Minaverry, Lunik,, Rip Gordon, Pedro Mancini, todos dibujantes extraordinarios y son apenas los primeros que tengo en la cabeza. Algunos cumplen el modelo “dibujante realista-profesional a lo Mandrafina”, otros cultivan el humor o un perfil más relacionado con el under, pero ninguna de esas clasificaciones los vuelve mejores o peores dibujantes. Es probable que no estés de acuerdo con esta pequeña lista (siempre va a haber diferencias estéticas) pero talento hay. El problema es que los espacios para desarrollarlo profesionalmente están muertos o camino a morir (y en esto creo que estamos de acuerdo).
Me gustan los titulares de kamandi: quattordio: polemico o mediocre ? O sea , ninguna buena…bien…tiro titulares para ustedes…
KAMANDI: simples chupapijas o bobitos frustrados ?
KAMANDI: putitos q se las dan de periodistas, o simples giles q disfrazan ataques porque aun les quedo el semen de quattordio en la cola cual lava volcanica desde q se los garcho hace años ? ( y como piden pija…me llaman porque lloran, pero les gusto)
Periodistas de kamandi: loquitos psicopatas q no los publican en argentina y hacen cliches depresivos para el indie yanki y atacan a quattordio porque se creen q les saca el cupo?
Periodistas de kamandi: simple oveja q sarasea y no dice nada, o un simple cagon q no se anima a decir nada positivo de quattordio porque a ver si se enemista con el club de los amiguitos de convenciones y muestran donde solo exponemos los amigos?
Polemica con Quattordio: dios sexual y de la replica o periodistas hidrocefalicos con mala hostia y q moriran solos ?
son mierdas, putos, psicopatas, ovejas y merqueros a los q se le cae los dientes,la pija, la neurona, el alma y la poca credibilidad. pero son democraticos.aun hay esperanza…ahhh ! Puedo irme en buena onda.che, quedamos amigos, no ? Muchos besitos
Hola esteban, sí, estamos de acuerdo.
Es verdad que me refiero en general a la rama de dibujantes de tipo realistas, porque en lo que es el estereotipo “under” hay de todo, cosas realmente buenas, y en eso me he sacado prejuicios de encima, ahora disfruto esa rama. Mas bien siento que ha muerto de alguna forma la escuela realista. Para mí es medio triste sentir que hay que “nacer de nuevo” cono nación de dibujantes, exagero y sé que no es tan así, pero es lo que siento. Obviamente es al pedo llorar el pasado, ahora como dice renzo y tantos otros lo que queda es seguir y crear desde la libertad total (y la pura voluntad y amor al arte).
Creo que el análisis de ambos es sesgado y subjetivo, sobre todo el primero!! Creo que criticar a un artista de Fierro, ahora que cambia o termina, es cobarde. Tuvieron 10 años para hacerlo y no quisieron arriesgar su posible publicación en la revista?? bastante posible! Yo no soy defensor de Fierro, no me gusta y no la compro y tuve mis discusiones con Lautaro en su momento, en el blog de Valenzuela ya que no comparto su elección estética. Me parece demasiado artística y under, lejos de los estilos comerciales que sobreviven en el mundo. Eligieron hacer una revista artística y no comercial, amparados en subvenciones económicas independientes de la venta y es su derecho hacerlo. Si funciono o no, ellos sabrán. Los artistas tendrán sus propias conclusiones. Criticar a cualquier artista en una revista artística?? desde que lugar?? con que criterio?? cual es mejor o peor?? es una perdida de tiempo. Hay ademas varios otros que no resisten ningún análisis, antes que Quattordio que hace historieta…(lo que dice el título de la revista). Les faltó decir al principio o al final de cada nota, que es una opinión basada en gustos personales y no disfrazarlo de un análisis estético o artístico. Eso habría sido ético y los dejaría mejor parados. Ojala la historieta, en Argentina fuera una industria que le diera trabajo a todos los autores y estaríamos todos trabajando por mejorar nuestras carreras, en vez de pelear entre nosotros para ver quien asoma mas la cabeza…en vez de su trabajo !! Saludos
Estimado Smilton:
Trataré de responder sus comentarios. Veamos, estrictamente hablando, todo análisis es “sesgado y subjetivo” dado que parte de un posicionamiento ideológico inevitablemente. Ahora bien, la crítica consiste justamente en argumentar y no descargar juicios sin más justificación que el hacerlo por pulsiones personales (eso generalmente conocido como “opinión”). Nosotros no estamos acá para juzgar, y el pedido a los que escriben es que doten de cierta densidad y argumentación lo que escriben, mientras que la nuestra es asegurar eso y en la medida de lo posible garantizar que las voces mantengan su timbre singular. Podemos tener diferencias sobre cómo algunos encaran la tarea, pero eso no basta para desecharlo sino al contrario: a la diversidad hay que saber bancársela, porque suena bien pero nunca es fácil.
Ud. nos juzga como “cobardes”, lo cual me parece un error algo exagerado. En el caso de Renzo, él no decidió participar en Fierro y es una decisión personal válida y respetable. Después de todo, no hay razón por la cual TODOS los historietistas argentinos debieran participar de la revista. El camino que ha seguido Renzo es otro y en buena parte es por eso que lo convocamos: porque respetamos su ética de laburo y su constancia, aunque su estilo no sea el nuestro y no siempre coincidamos en sus criticas hacia Fierro, las cuales por cierto él ha venido sosteniendo desde hace ya un tiempo.
Mariano no es dibujante y tampoco lo somos Amadeo ni yo, aunque de hecho sí hemos participado en Fierro, más específicamente en la sección que coordinó Laura Vazquez junto a otros no-historietistas.
Si Ud. tiene en cuenta los primeros posts de este sitio, verá que comenzaron a mediados del mes de noviembre de 2016, con lo cual es difícil haber criticado a la Fierro antes (a menos que uno consiguiera la máquina del tiempo y viajara a 2006 solo para criticar a la revista avant-la-lettre, lo cual creo yo sería un gran desperdicio de fuerzas). De hecho, justamente ahora puede comenzarse a construir una crítica más integral y global de Fierro al haberse cumplido su ciclo y poder tomar distancia y tener una perspectiva de ese ciclo de poco más de 10 años. Ahí hay un error entre pensar la “crítica” como algo malo en vez de entenderla como proponemos hacerla: una mirada más compleja de la Fierro como proceso histórico con diferentes momentos y exponentes, con sus irregularidades, sus cortes y continuidades, etc. Si lo que se publica ahí nos gusta más o menos es irrelevante a la luz de ése objetivo.
Respecto a la idealización de la industria, me basta decir que no tiene sentido sostener esa posición dado que es doblemente peligrosa: primero, porque idealiza algo que no era para nada ideal. Segundo, porque no tiene sentido, dado que la industria como tal ha finalizado (y es un proceso mundial, que en Argentina se dio con sus características particulares y algo más brutales, si se quiere), y por lo tanto sería negar lo que sucedió desde entonces hasta hoy con todo lo bueno y lo malo que eso tiene. De hecho, si Ud. ve las entrevistas y las notas que venimos produciendo y publicando, verá que nos interesa indagar justamente en eso: de qué se trata transitar ése momento post-industrial.
Espero haber respondido a sus inquietudes, suponiendo que ésa fuera su intención, y lo invitamos a seguir participando de este espacio que es Kamandi.
Saludos.
Hola Smilton,
La nota no está basada en mis gustos personales. No me interesa hacer una crítica de ninguna obra o autor en términos valorativos. No creo que sirva para nada.
De hecho a mí me gusta una parte de la obra de Quattordio, y dedico el esfuerzo de mi artículo a rescatarla.
La distinción que planteás de Fierro como “revista artística”, es justamente una de las patas de mi argumentación, que se apoya en entenderlo a Quattordio antes que como dibujante (que a uno le puede gustar más y a otros menos), como un autor.
Supongo que el marco de la sección y la nota que precede (que debería servir de contrapunto a mi opinión), terminaron guiando tu lectura.
También la de Quattordio, y es una pena. Lo sigo defendiendo como autor, a pesar de su reacción.
Saludos!
Hola Smilton! Ya Pablo y Mariano te contestaron diciendo bastante de lo que opino yo, pero refuerzo y secundo sus ideas, especialmente en lo que refiere a la crítica: la crítica se puede construir sobre un gusto personal (después de todo, que más nos lleva a escribir sobre algo que “Me gusta o no me gusta”?) pero la idea de la misma es engrosar esa primera impresión con argumentos que refieran a la historia, la estética, la política, las consideraciones sobre el trabajo artístico y mil cosas más. Lo que intentamos hacer en este sitio es esto último. Por supuesto que no aspiramos a que a todo el mundo le guste todo lo que escribimos (o elegimos publicar y pedirle a los otros autores) pero creo que es un sitio lo suficientemente amplio como para que coexistan visiones diferentes de la historieta, cada una con sus claves interpretativas y sus puntos de vista.
Con respecto a lo que decís sobre la elección artística de la Fierro, la verdad que no sé si lo comparto. En primer lugar porque no me parece que la Fierro sea excesivamente artística o que esté desconectada de lo que pasa en el mundo. La Fierro auna en su interior un montón de cosas, algunas más populares o populistas como Quattordio o El Tomi y otras más inclasificables o novedosas. De eso se trata una revista de antología. Y en aquellas cosas más novedosas que eligió albergar se encuentran obras que están en sintonía con lo que se hace a nivel mundo, tanto en el indie norteamericano como en la historieta francesa (de hecho, mucha obra publicada en la Fierro se republicó en Francia o viceversa).
Gracias por la lectura y un saludo!
Solo quiero aclarar el punto de la orientación artística de la Fierro, que en su momento discutimos con Lautaro: Los estilos artísticos existen amparados en la industria comercial y no al revés. Porque existe la industria de la BD en Francia y es muy fuerte, pueden convivir los estilos artísticos no comerciales. La editorial que vende 2 millones de Asterix, destina parte de esas ganancias (muy pequeña parte) a editar libros de autor que tendrán ventas muy menores y que con suerte paguen la tirada. Basta con hablar con los autores independientes publicados allí, para comprobar los números. Esto no es desvalorizar el camino de muchos autores no comerciales y con gran vuelo artístico., que con mucha obra publicada, consiguen su lugar en el publico que les permita vivir de sus obras. Como anécdota cuando en su momento un “famoso” autor independiente muy premiado , llego a ser presidente del jurado de Angoulemme. Ese año se premiaron un montón de libros independientes, dejando afuera a todos o casi todos los títulos mainstream…los editores y autores “clasicos”/”populares” amenazaron con separar los festivales en tradicionales y los independientes para que cada uno responda y premie a sus autores y publico. Se terminó la polémica, ya que solo uno sostiene la industria. En el caso Argentino, se salió a vender margarina ligth, antes de tener vacas y campo para la actividad agropecuaria. No esta mal hacer lo que ellos quieran con su plata….lo que esta mal es no aprovechar el subsidio que les permitía editar sin depender de las ventas para sobrevivir. Si amaran la historieta tendrían que recuperar el público perdido, con obras entretenidas y dirigidas a la gente y tuvieron 10 años para encontrarlo. Eligieron el camino especial y artístico, ni siquiera el del autor, ya que salieron varios muy interesantes de allí. Pero en vez de profundizar ese camino se publicó experimentos y divagues pseudo artísticos por demás. Terminaron siendo una revista de artistas consumiendo artistas…un circulo muy cerrado. Recordemos que la antigua Fierro era una selección de los mejores profesionales que estaban publicando en ese momento y tenían un suplemento artístico para probar nuevas tendencias(Oxido). Cuando ese equilibrio cambió y el suplemento paso a ser la revista, se fundió. En cuanto a la polémica sobre Quattordio, sus apreciaciones, son solo opiniones vistas desde afuera y con un gustito a rencores y gustos personales, ya que insisto que en Fierro hay muchos artistas que no resisten la menor explicación de su publicación allí. Cuando empiecen a hablar de ellos voy a creer en la critica. Y las opiniones tienen tanto valor las de uno como las de otros. Disfrazarlas de análisis no las convierte en ciencia. Si quieren ser polémicos critiquen al que dirije el circo …es fácil pelear a los equilibristas. Un saludo !
Es un poco pobre, por no decir anticuada (un poco comprada a las películas de Hollywood sobre artistas bohemios), la idea de la “libertad total” en el arte, o de que el arte no profesional es más “libre”. (Por cierto, lbertad para dibujar sin cobrar han tenido los dibujantes de todas las épocas). Actualmente veo obras bastante conservadoras en lo formal y lo narrativo en el mundo del under y al mismo tiempo existen cientos de ejemplos de innovación en los medios profesionales. Lo único que garantiza renovación es la profusión, la cantidad de obra, para que de mil historietas publicadas a ritmo sostenido surjan cinco que rompan con los esquemas. Y al desaparecer la industria, ¿qué efecto pensás que puede tener sobre la generación masiva de historietas? ¿Creés que va a haber más dibujantes, o que con el tiempo empezarán a dedicarse a otra cosa que les dé más réditos económicos o exposición?
En ese sentido sí es para llorar, pero no porque los nuevos dibujantes sean peores, sino porque hay y habrá cada vez menos. Es inevitable.
Querido Podeti, me pregunto dónde ha leído usted las palabras “libertad total” en esta entrada. Hemos estado hablando de picos creativos nunca vistos, y en todo caso de producir lo que querramos dentro del terreno de la HONESTIDAD total, entendido esto último como un hacerse cargo de lo que se hace, ni más ni menos que eso. Jamás se mencionó lo que usted dice. Y menos en esos términos que usted propone, como si fuéramos unas suripantas roñosas que viven en altillos franceses con sólo unos mordiscos de queso y algunos litros de vino en nuestros estómagos mientras pintamos La Gran Obra del Siglo XX.
Todo lo opuesto, de hecho. Me resulta muy interesante su especulación a futuro en torno a la ausencia de industria, ya que yo puedo responderle a esa especulación con hechos del presente y del pasado, ya que la ausencia de una industria es palpable desde hace más o menos 20 o 25 años. Y desde entonces fíjese que no se ha parado de producir… con mayor o menor asiduidad (más teniendo en cuenta el factor diciembre de 2001), con mayor o menos “llegada” a diversos públicos, pero a paso firme. Si usted no vio la ausencia de la industria durante todo este tiempo y la contrahegemonía que autores y editores hemos estado provocando desde entonces ¡bien por usted! Lo felicito por ser tan afortunado y seguir trabajando dentro de modos de producción industriales.
Coincido con usted cuando dice que lo que garantiza la renovación es la profusión. Coincido pero hasta cierto punto, ya que es posible discernir, al menos en la pequeña escena historietística nacional, que no hay una fórmula preestablecida. Podrá usted lamentarse por la ausencia de más obras, pero esas obras están. Quizá no estén dentro de sus gustos e intereses, pero están.
Por último, déjeme decirle que los términos de masividad han quedado un tanto caducos en todos los órdenes de la comunicación humana. De hecho, los medios masivos de comunicación tienden a la fragmentación y a la atomización del consumo. Sin querer pretender ser ningun Maestro Ciruela e insultar su inteligencia, sólo diré que el término de “generación masiva” bien corresponden a un pensamiento del siglo pasado. Y sin embargo, note usted, no dejan de aparecer autores, proyectos, sellos, colectivos y experiencias digitales con autores de todas las estéticas y para todos los gustos. Y los talleres de historieta no dejan de recibir nuevos interesados en expandir sus saberes con la única intención de insertarse dentro del entramado historietístico ya no local sino mundial.
¡Saludos!
En cuanto a tu consulta, la expresión fue utilizada por Pablo Monzón:, con quien estaba hablando: “Obviamente es al pedo llorar el pasado, ahora como dice renzo y tantos otros lo que queda es seguir y crear desde la libertad total (y la pura voluntad y amor al arte).”
Tenés razón, ahi releí lo que puso Pablo Monzón. Mi error.
Horrible y desafortunado llamar “Síndrome del Fanático de Hermética”. Escucho a las Ligas menores, Los rusos hijos de puta, Marina Fages, Riel, María Pien, Juana Molina Hernán Oliva, Los Natas, Gallo de Riña, Alfredo Zitarrosa, Smashing Pumpkins, Paganini, Chopin, Dave Brubeck, Thelonious Monk, John Coltrane, y cientos de bandas y artistas más: clásicos, under, indie y de cualquier genéro y SOY FANÁTICO DE HERMÉTICA. Escribo esto con un buzo de Almafuerte.
Yo también voy a hacerme el gracioso tildando de cerrados a los demás. Es más, voy a inventar un nombre, por ejemplo el “Síndrome de las banditas indies de La Plata” jajaja que gracioso soy.
Y al trabajo Quattordio lo conocí por una cosa que publicó en la extinta revista La Mano. Nunca más quise saber nada de él.
Estimado Vaslav:
Entiendo su posición y debo decir que a mí también me gusta Hermética. Fue muy fuerte escuchar eso en los 90s, cuando era una de las pocas bandas que llegaron a cierta masividad teniendo un discurso fuerte ideológicamente opuesto a la banalidad imperante de esa década, lo que se conoce usualmente como “menemismo” (y del cual hemos sidos acusado acá mismo). Dicho esto, creo que la idea de Renzo – que me parece muy acertada – es menos hablar de Hermética sino de una lógica particular del fanatismo que como Ud. bien dice, puede darse en básicamente cualquier nivel. La aparición del metal como referente, sin embargo tiene que ver por un lado con la presencia del heavy en la obra de JCQ, y por otro por ciertas coordenadas ideológicas que se suman dentro del metal y la historieta denominadas “nacionales”.
Ahora bien, su Ud. cree que ese concepto puede ampliarse a otros casos y expandirlo de mejor forma, lo invitamos a hacerlo atendiendo siempre a nuestros requerimientos editoriales.
Saludos.
Hola Vaslav! Si bien yo no soy fanático de Hermética, comprendo y rescato su valor en la música nacional y de hecho me parece que Ricardo Iorio (con todos los claroscuros de su persona) tiene una voz y una línea estética sumamente valorables y personales dentro del panorama argentino. Por otra parte, comparto tu gusto por Las Ligas Menores. E inclusive te digo más: hay, como en todo movimiento que crece y estandariza sus formas, un “Síndrome de las banditas indies de La Plata” que ha llevado a muchas de ellas a sonar como copias deslucidas de sus exponentes más notorios. En fin, gracias por la lectura y un saludo!
Yo también opino que el psicoanálisis que hace podesta a partir de los comentarios de quattordio en face no suma nada, mas que al eventual puterio. Le piden a quattordio que no insulte pero el redactor lo esta tratando públicamente de misógino y homofobico,cosa que, calidad al margen, no creo que se refleje en las historietas del autor. Y a mi por lo menos me interesan mucho las historietas y poco las discusiones en redes sociales.
El analisis de regreso a fierro sí que es interesante, y mariano se vale de una entrevista en el blog de ferro como complemento, también algo mucho mas imperecedero que el face.
qué tal, zambrano, mucho gusto:
Ningún psicoanalisis de mi parte, señor. Comenté esa anécdota para enunciar a Q como persona, así como usé la confesión para hablar de su obra. Bah, digo, si estamos decostruyendo la labor de un autor, una de las vías posibles es no quedarse únicamente con su corpus… De todos modos, podrá uster criticar mi escrito y aceptaré su crítica con mucho gusto, pero hemos todos de notar que mi “anécdota” se queda más bien pequeña al lado de los mismos comentarios de Q por este medio, donde nos da una cátedra de cómo ser un “orgulloso heterosexual que tiene amigos gays” y luego nos redacta unos bellos poemas de amor en torno al falo y el perdido arte del sexo oral. Por más que yo haga un comentario contando mi experiencia con Q, es el mismo Q el que corrobora eso de un modo sublime.
Y déjeme decirle algo con respecto a los rastros de misoginia y homofobia del autor en sus obras in situ. Le recomiendo mucho que lea El GPS del Amor, uno de sus opus seriales. Ahí, cuando no trata a las mujeres de imbéciles, utiliza el viejo recurso de la homosexualidad como humillación masculina. Estos últimos casos son los menos frecuentes en esos ¿chistes? por ende su se pone a buscar entenderá que se mete en una empresa un tanto difícil. Pero el trato hacia la mujer, mejor dicho, su “trabajo de campo” y su visión hacia el género femenino ya nos permite pensar en otro post similar al que nos ocupa.
Gracias por escribir.
Y de autista, usandolo como insulto… un forro barbaro…
Tambien me resulta inevitable preguntarme ¿cuál era la intención al reclutar para esta entrada justamente a Renzo Podestá? Digo, porque ya era conocido en el ambiente el tema de que se habian reputeado en facebook y que Podestá suele ser incendiario y bardero al escribir. La intención era precisamente tirar bombas para llamar la atencion?
Es la segunda vez que oigo a Podestá mencionar en entrevistas al grupo ese de facebook sobre historieta nacional. Pues entré a curiosearlo y creo que le da una importancia desmedida, ya que se trata de un grupete pequeño que tuvo actividad durante apenas un par de meses hace un año y no tuvo mayor repercusion. Al leerlo a Renzo, daría la impresion de que se trata de un monstruoso y activo grupo hegemónico que domina la mayor parte de la escena historietil.
Nah, no es ni monstruoso ni activo ese grupo ni establece ninguna hegemonía de ningún tipo. Por cierto, le agradezco su interés hacia mis notas y entrevistas, realmente aprecio la atención que dispensa hacia mis palabras. Y efectivamente usted tiene toda la razón, no es la primera vez que los nombro ya que los utilizo como ejemplo a la hora de hablar de La Univocidad Industria. No me importa, a priori, lo que tengan para decir, sino el concepto por el cual se nuclean: un modelo a escala que representa a gran parte de la masa lectora que propugna por un pasado siempre esplendoroso que nos permitió que los autores argentinos sean vistos, desde el exterior, como integrantes de una escuela historietística. Así que ese grupo, en tanto ejemplo, me es válido para subrayar mi punto. Así que si usted me da permiso, usaré ese ejemplo cuantas veces se me de la gana. Y si no me da permiso también.
Por lo demás, nuevamente gracias por considerarme “incendiario y bardero” y tener esa deferencia sobre mí. Realmente la aprecio mucho.
¡Saludos!
Ya no hay debate-discusión-disputa que no se codifique de inmediato en ofensores vs. ofendidos. Las estrategias discursivas quedan en “te voy a acusar ante tal” o “que te recontra”. Ante toda crítica la reacción es ver quién es el crítico (es decir valorar al emisor antes que lo que dice) y por qué no critica otra cosa. “¿Y vos quién sos? ¿Por qué no hablaste antes? ¿Por qué no decís nada de tal otra cosa?” Parecen preguntas policiales y/o paralizantes. Es inherente a la crítica llegar tarde y desde fuentes no autorizadas por el sistema al que se dirigen. Sin esas condiciones, es otra cosa. Y así como la crítica es un ejercicio productivo y movilizador, la crítica de la crítica suele ser, como mínimo, decepcionante. Esa es la instancia en la que el ejercicio crítico se diferencia del político: no espera respuesta de aquello a lo que cuestiona. El crítico, menos que una voz o un escritor, es el sonido o rastro que se obtiene al amplificar una lectura. Así que eso, ningún crítico escribe para ser amado. Pueden putear tranquilos, es parte del juego, aquella donde no pasa nada.
Gracias Otto, somos como el búho de Minerva aunque yo diría que no llegamos ni temprano ni tarde sino cuando teníamos que hacerlo.
Abrazo.
Este Otto no soy yo. Es un Otto falso(?). Denuncielo!
Como arriba leí “heterosexual orgulloso”, acá ilustro con un link para que sepan a qué obedece ese concepto.
http://www.minutouno.com/notas/150315-estos-son-bien-machitos-ycrean-el-dia-del-orgullo-heterosexual
Estimado Diego:
Es como los que intentan hacer un pijazo para contestarle al tetazo. O sea, gente que no entiende nada, la cual abunda como verás en los comentarios de cualquier sitio y redes sociales.
Abrazo, y gracias por tu intervención.
Aporto a la modesta antología de críticas sobre Fierro que propuso Diego Agrimbau un magnífico artículo de Lucas Berone, creo que lo mejor que se escribió sobre la Fierro nueva: me parece que pega en el centro de la “diferencia” entre la Fierro alfonsino-menemista y la Fierro kirchnerista. (Hay otros artículos de Lucas sobre el tema, pero creo que este es el más preciso).
Se puede descargar acá (junto con el libro completo en que se publicó): https://historietasargentinas.wordpress.com/2012/12/12/teorias-sobre-la-historieta-2/
Me tome un tiempo antes de volver a comentar para ver como seguía todo esto.
Quisiera dejar algo en claro desde el principio, a mi me gusta Quattordio. Tiene esa estética under de los 70/80 que encuentro siempre agradable y por lo general me gustan sus historietas. Lo descubrí en la época de Chico conoce Chica por una nota de la rolling stone y me pareció algo con mucha onda y acorde a las épocas. Siempre me resulto extraño que no se lo mencionara en ninguna de las notas sobre comic autobiográficos, creo que justamente el atractivo de lo que Quattordio hace en ese campo es que se muestra tal como es, con sus aciertos y miserias. Si es un forro o un machista o un pesimista, esta ahí en el papel, no la caretea no te dice que es un capo del arte que se pasa horas y horas y no le alcanza la guita. No se lame heridas y espera que el publico lo comprenda, y por eso lo banco. El arte tiene que ser honesto, tiene que ser provocador y generar reacciones, en este campo Quattordio no se queda corto. Veo muchas reacciones desmedidas y creo que podemos discutir si el autor analizado hace bien o mal en salir a putear a todos pero sinceramente que esperaban? ¿Que tomara una taza de te y escribiera una larga nota sobre lo groso que es o porque su tinta es sagrada? A lo largo de su obra queda claro que es de una generación de rock y que tuvo que pelearla contra viento y marea tanto familiar y editorial para lograr sus publicaciones. En toda la nota nadie dice que esto, el hecho de publicar es un logro. Se atacan los logros de un artista, el porque lo publican y luego quieren que no sea personal. Lo tratan de acomodado y de ser amigo de, si Quattordio te parece mediocre, feo o un sorete lo que hace entonces es la demostración que si no te das por vencido y seguís insistiendo lo podes lograr. S Esa inspiración queda de lado, a mi no me gusta Max Cachimba, no me parece que haga actualmente historieta y no creo que la haya hecho un bien a este arte. Sin embargo el que el publico fue una motivación para seguir intentando. También me parece que la nota hubiera sido mas positiva si hubiera arrancado por lo que escribió Mariano y no por lo de Podesta. Y no puedo dejar de notar el timing de publicar algo así luego de el quilombo de mierda que se armo por la entrevista a Lautaro Ortiz. Yo a la fierro hace años no la compro, una vez le llevo mi porfolio de ilustrador a Lautaro y me dijo que era muy bueno pero que era muy comercial y no publican comercial. Nunca entendí para que publicaban entonces, pero respete que la revista no es del publico sino del que la edita. Como dije antes, me gusta la revista, creo que van por buenos camino pero este tipo de secciones solo oscurecen cualquier otro logro, y dan la sensación de querer hacer quilombo para tener mas likes que otra cosa la verdad. Les mando un saludo y gracias por responderme anteriormente cada uno de los editores.
Hola Andrew, gracias por el comentario.
Desde mi lugar, nunca fue mi intención provocar ni generar polémica para conseguir publicidad. Creo que se evidencia en el tono que usé y la forma en que presenté el problema.
A mí también me gusta una parte de la obra de Quattordio, y por eso busqué rescatarla.
Expuse las críticas habituales que se hacen al autor, que nadie ignora porque tuvieron suficiente exposición (incluyendo notas en Página 12), y luego traté de refutar o bien, relativizarlas.
Parte de mi valoración de Quattordio como autor tiene que ver con la autenticidad y la visceralidad de su personaje. Como decías, es rock. O metal, es lo mismo.
Es una lástima que él no haya entendido mi artículo de esa forma, cuando en realidad pretendía ser una reivindicación.
En cuanto al quilombo con la entrevista de Lautaro Ortiz, estoy al margen. No lo conozco a Ortiz y, como bien dice otro comentarista, jamás pisé una cooperativa. Lo intentaré.
Abrazo!
Habían formado un círculo alrededor de él, veinte, treinta personas, y su círculo se hizo cada vez más pequeño. Pronto el círculo no pudo contenerlos todos, comenzaron a empujar, a empujar, y al codo, cada uno de ellos tratando de estar más cerca del centro.
Y de repente la última inhibición se derrumbó dentro de ellos, y el círculo se derrumbó con él. Se lanzaron sobre el ángel, se abalanzaron sobre él, lo arrojaron al suelo. Cada uno de ellos quería tocarlo, quería tener un pedazo de él, una pluma, un poco de plumaje, una chispa de ese fuego maravilloso. Le arrancaron la ropa, el pelo, la piel de su cuerpo, lo arrancaron, le metieron las garras y los dientes en la carne, lo atacaron como hienas.
Pero el cuerpo humano es duro y no se desmembra fácilmente, incluso los caballos tienen grandes dificultades para lograrlo. Y así siguió el destello de cuchillos, empujando y cortando, y luego el chirrido de hachas y clavos dirigidos a las articulaciones, cortando y machacando los huesos. En muy poco tiempo, el ángel fue dividido en treinta piezas, y cada animal en la manada se arrebató un pedazo para sí mismo, y luego, impulsado por la lujuria voluptuosa, se retiró para devorarlo. Media hora después, Jean-Baptiste Grenouille había desaparecido por completo de la tierra.
Cuando los caníbales encontraron su camino de regreso juntos después de deshacerse de su comida, nadie dijo una palabra. Alguien arrojaría un poco, o escupiría un fragmento de hueso, o tocaría suavemente con la lengua, o echaría un resto de abrigo azul en las llamas. Todos estaban un poco avergonzados y temerosos de mirarse unos a otros. Ellos tenían todos, ya sea hombre o mujer, cometieron un asesinato o algún otro crimen despreciable en un momento u otro. ¿Pero comer un ser humano? Ellos nunca, como ellos pensaron, han sido capaces de algo tan horrible. Y estaban asombrados de que les hubiera sido muy fácil y que, avergonzados como estaban, no sentían el más mínimo mordisco de la conciencia. ¡De lo contrario! Aunque la comida estaba bastante pesada en sus estómagos, sus corazones eran definitivamente ligeros. Repentinamente, en sus almas oscuras, hubo alegrías deliciosas y brillantes. Y en sus caras había un delicado y virginal resplandor de felicidad. Tal vez por eso eran tímidos al mirar hacia arriba y mirarse a los ojos.
Cuando finalmente se atrevieron, al principio con miradas robadas y luego frases, tuvieron que sonreír. Estaban muy orgullosos. Por primera vez habían hecho algo por amor.
Quattordio, yo quiero aprovechar para decirte que no comparto para nada que te plantes en defender ese proteccionismo tan burdo. Me parece mal tener que estar obligado a consumir historieta argentina solo por ser argentino. Has dicho muchas veces eso de Menem, los superhéroes y demás, y la verdad es que si hay algo que extraño de los 90’s, es poder tener esa libertad para acceder tan fácilmente a lo que me gustaba. No voy a llevar esto a otras discusiones, pero me parece una gilada. Imaginate que a vos, alguien que tanto disfruta del cine, ¿te gustaría que te obliguen a consumir solo cine nacional?, ¿o escuchar solo música nacional? Vos mismo dijiste que te gusta más Queensrÿche que Hermética (no sos tonto). Yo me muero si me tengo que quedar a la fuerza con Adrián Suar. Minujín, las bandas argentinas, y Zenitram, solo porque son de procedencia nacional. Es un pensamiento con el que no comulgo en absoluto. Te juro que me muero, no vuelvo a leer, escuchar ni ver nunca más nada. Es la calidad lo que me gusta, no que tenga la bandera de ningún lugar. Levantemos un poco la puntería por favor.
Saludos Cordiales
Principalmente quiero dar mi opinión sobre el cierre de Fierro, del que creo que tiene cierto grado de responsabilidad el mediocre material de Quattordio que invadió demasiadas páginas durante cada numero de los últimos dos años, francamente me cansó y dejé de comprarla, me harté de hacerle el aguante a lo que ya parecía un unipersonal. Y leyendo este intercambio que este autor tiene con los autores de las notas confirmo esta teoría, semejante catarata de diarrea homófoba y soberbia de parte de un tipo que atrasa veinte o treinta años, que hace que la historieta atrase, recuerdo que en una historia en la que tiraba mierda a todos sus “detractores”, caracterizaba al “viejo lector de la Fierro”, que lástima que no se diera cuenta este muñeco que ÉL es ese estereotipo. Y junto con un editor de similares inclinaciones y ego (Ortiz) le bajaron la cortina a una revista que durante varios años trajo muchas buenas historietas.
A verga:
Enero: Una historieta completa de Saccomano-Mandrafina (el número completo)
Febrero: Eñ Tomi, Calvi, El marinero Turco, Pares-Podeti y entre todos estos Quattordio
Marzo: Historieta completa de Emilio Uretra
Abril: De todo: Sala, El Tomi, Alcobre, Varela-Ozanam, Calvi, Sposito y entre ellos Quattordio.
Mayo: Varela/Ozanam, Calvi, Iñaki, Alcobre con Sampayo y entre ellos Quattordio
Junio: Una historieta completa de Zweig/Sáenz Valiente (40 pags) y algunas otras páginas de Calvi,El marinero Turco y Quattordio
Julio: Una historieta completa de Ariel López V. (40 pags) y algunas otras páginas de Parés. Alcobre, El marinero Turco y Quattordio
Agosto: El Tomi, Parés/Podeti, Calvi, Iñaki, Lucas Nine, Spósito. Iñaki y Quattordio.
Septiembre: Una historieta completa de Saracino/Brondo (40 pags), más páginas de Alcobre, el Marinero Turco, Parés/Podeti, Quattordio.
Octubre: La totalidad del número dedicado a Carlos Nine
Noviembre: El Tomi, Calvi, Emilio Uretra, Luján, Agrimbau/Ippoliti
Diciembre: Salvador Sanz, Parés/Podeti, Bayúgar, Calvi
Lo que se ve es bastante diversidad tanto de géneros y estilos como de generaciones de autores, por más que los “independientes” se sientan poco representados. Están Brondo, Uretra, está Salvador Sanz y Ariel López V… Es cierto que hay una presencia constante de Quattordio, como también la hay de Calvi y El Tomi, sumado a historietas que ocupan la totalidad (o casi) de algunos números con autores tan diferentes como Madrafina, Bayúgar, Carlos Nine, Brondo, Ariel López V.
La caracterización de Fierro como una revista “cerrada” no es lo que se revela al mirar objetivamente los númneros. Y ni hablar que me parece absurdo responsabilizar a Q. por el cierre de la revista.
Juan, si estás leyendo esto, pasate por el sitio de Comiqueando y escuchate el último podcast, si querías bardo ahí lo tenés. Personalmente, yo quisiera que ventiles aunque sea una pista de lo que va a suceder, tanto con la revista como con todo lo demás. Salut!
Y te recomiendo que sigas escuchando hasta el final, porque hay más de una declaración de amor. Me mató lo de que Accorsi “tal vez leería Zenitram si la redibujan”, eso es maldad che… 🙂 Please, aparece en el sitio y expresá tu opinión, que ahora que ya no hay trolls se volvió un embole leer la comiqueando online. Dale, hay alguien hablando mal de vos, Juan, no lo permitas, andá y cantales la justa.