En la sección Manifiestos del Cómic, nos proponemos recuperar esta forma de declaración vanguardista como documento de ciertos debates dentro y desde el medio de la historieta. Los manifiestos fueron una parte constitutiva de las vanguardias artísticas del siglo XX, y sirven como registro de ciertos problemas y posiciones determinados por un contexto. Llegan a nosotros como testimonio de esas épocas, pero en algún punto el manifiesto deviene recurso estético y se autonomiza de su función meramente operativa e incluso de sus objetivos inmediatos, conformándose como género en sí mismo. Recuperar estos escritos será, entonces, un acto de lectura-espejo, una interpelación a tomar posiciones y a comprometernos dentro del campo de la cultura en el que hemos decidido dar batalla.
Imagen de portada: Alexander Rodchenko y Varvara Stepanova, ¡Libros! (1924), fotomontaje.
En 2013 la autora de cómic francesa Lisa Mandel contactó a 30 otras autoras con la intención de recrear las preguntas que se le suelen hacer a las mujeres que trabajan en la historieta. El proyecto tenía como objetivo reutilizar esas preguntas estereotipadas y sexistas en una entrevista paródica en vivo titulada “Los hombres y la historieta” («Les hommes et la BD») que tuvo lugar en el Festival de Angoulême 2014. En la primavera del año siguiente, ante el planteo hecho por el Centre Belge de la Bande Dessinée (Centro Belga de la Historieta, CBBD) contactó a la también francesa Julie Maroh convocándola a participar en una muestra intitulada “La historieta para chicas” («La BD des filles»). A partir una discusión que Maroh tuvo con la CBBD, se puso en contacto con otras 70 autoras – muchas de las cuales ya estaban en contacto a partir de la acción previa de Mandel – y así se gestó lo que sería el Colectivo de Autoras de Cómic contra el Sexismo (Collectif des Créatrices de Bande Dessinée contre le Sexisme). En 2016, el colectivo dio a conocer su carta abierta – que aquí exponemos dentro de nuestro registro de manifiestos del campo de la historieta -, firmada por más de 200 autoras, afirmando que “Este grupo de mujeres es necesario porque nuestro trabajo y nuestra identidad están todavía y siempre sesgados por los estereotipos de género. Al redactar y difundir nuestra carta queremos denunciar aspectos del sexismo en la industria literaria donde operamos, al tiempo que establecemos métodos para combatirlo. Nuestro sitio web incluye una larga lista de testimonios (de las conversaciones de 2013 y 2015 mencionadas anteriormente) que destacan la necesidad de una lucha concreta e intergeneracional. Hacemos un llamado a todos los actores en la cadena de libros para que tomen conciencia de su responsabilidad en la difusión de materiales narrativos de carácter sexista, e intervendremos cada vez que una situación nos llame la atención.”
CARTA DE AUTORAS DE COMIC CONTRA EL SEXISMO
Puesto que “el cómic masculino” nunca ha sido definido ni limitado, calificar a las mujeres creativas como autoras de “cómic femenino” es desacreditarlas. Si este apelativo atribuye ciertas características estereotipadas a nuestro trabajo y nuestra manera de pensar, entonces nosotras, autoras de cómic, no nos reconocemos en ello. Al igual que nuestros colegas no se ciñen a su “masculinidad” para su creación, nosotras no nos ceñimos a nuestra “feminidad”.[1]
“El cómic femenino” no es una categoría narrativa. La aventura, la ciencia- ficción, la novela policíaca, el romanticismo, la autobiografía, el humor, el relato histórico, la tragedia son géneros narrativos que las mujeres autoras dominan sin restricciones imputables a su sexo.
Definir los gustos y aptitudes de las personas a partir de su sexo biológico es un prejuicio que no se basa en ninguna realidad. Los estudios en neurobiología y psicología experimental demuestran que el desarrollo cognoscitivo se desarrolla del mismo modo en los dos sexos.[2]
La calificación como literatura “girly”/“de chicas” no hace más que reforzar los tópicos sexistas. Rechazamos la idea de que hablar de “Rebajas” o de recetas de cocina se etiqueten como “femenino”. Disfrutar de las compras y/o el fútbol no son características sexuadas. “De chicas” es un término generalmente aplicable según la futilidad y/o “sentimentalismo” de los temas tratados, decidir que estas características definen lo femenino es misoginia.
Publicar colecciones “femeninas” es misógino. Esto crea diferenciación y jerarquización con el resto de la literatura, con la universalidad de las lecturas que irían dirigidas – por oposición – al sexo masculino. ¿Por qué lo femenino debería estar fuera de lo universal? Establecer estas diferencias, sobre la base de estereotipos, únicamente genera efectos negativos en la percepción que tienen las mujeres de sí mismas, sobre la confianza en su capacidad y sus resultados. Lo mismo sucede para los hombres, sobre todo si se sienten atraídos hacia lo que una extraña autoridad catalogó de “femenino”. Mientras se siga haciendo de lo masculino norma y de lo femenino una particularidad inferior, los niños persistirán en utilizar insultos tipo “nenaza” o “marica” en los ámbitos escolares.
EN FAVOR DE UNA PROYECCIÓN FEMINISTA DEL CÓMIC
”Feminista” no es un insulto. El feminismo es la lucha por la igualdad hombre/mujer en nuestras sociedades, es decir, el anti-sexismo, y queremos promover una literatura más igualitaria.
Fomentamos la diversidad de representaciones en el cómic. Autore(a)s y demás integrantes en la cadena de la edición deberían dar mayor visibilidad (de forma más fiel a la realidad) a mujeres, distintas estructuras familiares y homoparentales, personas de color, y en definitiva a la existente pluralidad étnica y social.
Esperamos que creadores, editores, instituciones, libreros, bibliotecarios y periodistas tomen plena conciencia de su responsabilidad moral en la difusión de soportes narrativos de carácter sexista y en general discriminatorios (homófobo, tránsfobo, racista, etc.). Quisiéramos verlos promover una literatura emancipada de modelos ideológicos que basan las personalidades y acciones de los personajes en estereotipos sexuados.
Animamos a libreros y bibliotecarios a no separar las obras realizadas por mujeres o supuestamente dirigidas a las chicas cuando organizan sus estanterías. El hecho de que haya heroínas con mayor protagonismo y sean más activas que los personajes masculinos no significa que los niños y los hombres no puedan sentirse identificados y disfrutar del relato.
Confiamos en que los creadores, editores e instituciones sean receptivos de la riqueza que cada persona contiene en sí, ya que no existe una separación hermética entre lo masculino y lo femenino, más allá de lo que la sociedad o las religiones nos imponen. Existe en cada persona cantidad de circunstancias entre, alrededor, y más allá de la percepción de masculino y femenino. Estos son los recursos que utilizamos y la literatura no debería tenerles miedo.
[1] Dado que lo femenino y lo masculino son construcciones socioculturales, no es nuestra pretensión dar aquí una definición compartimentada.