En esta sección nos proponemos rescatar y recuperar algunos comics que, por las iniquidades de la historia, fueron olvidados o pasaron desapercibidos.
Año 1966. Hace un par de meses Onganía cerró Tía Vicenta por burlarse de su frondoso bigote y compararlo con una morsa. Landrú volvió, entonces, con una revista llamada María Belén por una de sus famosas “heroínas” del Barrio Norte. En ella hará lo imposible por distanciarse del humor político, al menos en sus primeros tiempos. El recurso, entonces, será lo social: los famosos campeonatos de gente pobre, gente cheta, mersas y caqueros, más referencias a la música, la moda, la gastronomía y las luminarias culturales-faranduleras de Buenos Aires.
Al mismo tiempo, la revista salía en un contexto que se radicalizaba y modernizaba a pasos agigantados. El nuevo periodismo de Primera Plana y Confirmado, los happenings del Di Tella, el arte pop, los inicios de la música beat, el nuevo cine argentino de los sesentas, los albores de las organizaciones políticas juveniles armadas, el nuevo sindicalismo cordobés, todos elementos que terminarían de estallar hacia finales de la década.
En ese contexto, en María Belén y Tío Landrú (la revista que la continuaría) aparece una tira por completo alienígena dibujada por Viuti: Los Superados. Publicada entre 1966 y 1968, es un hermoso fresco de un tipo social propio de la época.
Viuti es un dibujante de humor gráfico que hoy en día está ligeramente olvidado, a pesar de haber compartido publicaciones con todos los grandes del rubro y de haber llegado, incluso, a la codiciada contratapa de Clarín (cuando llegar a la contratapa de Clarín significaba algo). Quizás se deba a su temprana muerte, en 1989 de un derrame cerebral, a los escasos 44 años. De trazo finísimo y tembloroso, Viuti solía dibujar personajes minúsculos cuyos contornos parecían conformados por una sola línea ininterrumpida. En un principio se esmeraba con los fondos y contaba con un estilo más “sucio”, pero con el tiempo comenzó a limpiar su dibujo para dejar simplemente las figuras, siempre reconocibles en su individualidad, sobre un mar de blanco. Esto a su vez se combinaba con su frecuente preferencia por el humor mudo, en un progresivo despojamiento de los recursos empleados.
Los Superados pertenece a la primera etapa de su carrera y sigue a un grupo de hippies-beatniks que están más allá de todas las ilusiones burguesas y portan nombres tan singulares como Epaminondas, Yuri, Menelao y Boris. Los mismos discuten las alternativas políticas y culturales de la década con un lenguaje tan poético como artificioso. Peludos, siempre fumando en pipa, cargando libros bajo el brazo, vestidos de sandalias y buzos deshilachados, Los Superados se preguntan sobre la guerra en el mundo, los happenings, el amor libre, el LSD y los documentales de realismo social.
La tira es notoria por ser una de las pocas veces que la historieta argentina decide meterse con una subcultura juvenil. Por un lado la caricatura es muy precisa y notoria, y apunta a una crítica común ante las vanguardias de clase media (¿y quién podría negar que sus protagonistas, indolentes estudiantes de filosofía y letras sin ingresos precisos, pertenecen a la clase media?): su desconexión con lo real social. Esta runfla discute y discute en plazas y bares, escriben poemas de denuncia, pero jamás parecen dispuestos a pasar a la acción política efectiva. Y cuando lo hacen son despreciados, no solamente por las fuerzas del orden (quienes suelen arrestarlos por sus barbas y sus ropas extravagantes) sino también por el “elemento real” con el cual deberían aliarse: los obreros y los trabajadores. Los golpean, se ríen de ellos y, en líneas generales, les parecen unos payasos que no tienen ninguna conexión con su día a día. En otras ocasiones Los Superados se convierten en la poética voz de denuncia de las injusticias sociales, y su punto de vista es pintado como el correcto. Es por ello que la tira es llamativa: hay burla hacia sus protagonistas, pero también un afecto que piensa que sus objetivos son buenos, aunque no comparta sus métodos.
Por otro lado, la indiferenciación entre ciertos comportamientos más propios de los beatniks y una apariencia similar a la de los hippies habla de la mixtura entre subculturas producto de su tardía importación en Argentina. De igual modo, su condición de jóvenes parecería cuestionada por la manera en que están dibujados: más bien parecen hombres de mediana edad con una aversión al trabajo que jóvenes militantes ilusionados con el cambio.
Tira completamente singular, repleta de cinismo para repartir tanto en dirección al difuso poder establecido como a las veleidades de aquellos que pretenden combatirlo, Los Superados se escapa de la tradición del humor gráfico argentino al ser una tira que no está construida sobre estereotipos inmutables a lo largo del tiempo sino por su inscripción histórica: con todas sus contradicciones, solo podría haber sido producida en los sesentas. La confirmación más evidente de esto es que Viuti intentó retomarla una década más tarde en la segunda etapa de Tía Vicenta, con el país ya entre las fauces del Proceso, y solo logró producir dos entregas.
Sin más introducción, les presentamos una selección de las mejores tiras de Los Superados. Para bajarse las 48 tiras de las cuales tenemos noticia, pueden clickear aquí.
Esto es espectacular. Por más rescates! Les mando un abrazo.